Residuos, poda, control de ecosistemas forestales, libros… Eso es lo que aparece con la búsqueda en internet de “quemar o no quemar”. Es decir, quemar “qué” o “para qué”, pero no se habla de qué pasa cuando se quema…
El fuego, sus beneficios y sus secuelas
Desde que nuestros antecesores prehistóricos aprendieron a controlar el fuego en cavernas, la humanidad no ha dejado de quemar cosas. A lo largo de los siglos las técnicas, los materiales, las aplicaciones y los ámbitos de uso han evolucionado.
Por el contrario, el proceso físico-químico de combustión que genera esa energía sigue siendo el mismo: el oxígeno del aire oxida materiales combustibles (por ejemplo papel, madera o gasolina) y producen calor y/o luz, a la vez que transforman esos materiales, entre otros, en vapor de agua, cenizas y una serie de residuos: dióxido de carbono (CO2) o los óxidos de nitrógeno (NOx), que contribuyen al calentamiento global, dañan el medio ambiente o son perjudiciales para la salud.
Seguimos necesitando calor
Calentar agua se ha hecho imprescindible en nuestro mundo actual, tanto para calefacción como para consumo doméstico o procesos industriales.
Se estima que el 81% de los hogares españoles tienen calefacción, siendo el gas natural la principal fuente de energía (41%), seguido por electricidad (34%), derivados del petróleo (13%) y otro tipo de energías (biomasa, solar térmica, pellets, etc.).
La bomba de calor
La tecnología de BOMBA DE CALOR es la más adecuada y recomendada. Es la única que proporciona calor, frío y agua caliente; es válida para viviendas, comercios e industrias; funciona eficientemente en todos los climas; fomenta la evolución tecnológica y la creación de oportunidades para el empleo; y contribuye a los tres objetivos europeos: reducir emisiones, aumentar el uso de renovables y la eficiencia energética.
La aerotermia y geotermia pueden combinarse con otras tecnologías renovables, existen soluciones adicionales para recuperación de calor, contribuye a la mejora de la calidad de aire interior y avanza rápidamente hacia un futuro conectado y digitalizado.
Además, las bombas de calor son viables para rehabilitación, aunque hay que tener en cuenta factores técnicos, sobre los cuales no se puede generalizar. Además, los equipos son cada vez más pequeños y compactos, menos ruidosos, más flexibles y eficientes, etc. Los técnicos cualificados son quienes pueden valorar lo mejor para cada proyecto.
La bomba de calor es el pilar de la transición energética basada en la justicia social
La bomba de calor permite una transición basada en la justicia social y la mejora ambiental y económica a largo plazo. La opción de las calderas es más limitada, ya que no ofrece refrigeración, emite óxidos de nitrógeno, y su rendimiento es menos de un 25% comparado con bombas de calor, lo que supone un riesgo para familias en situación económica vulnerable: elegir una caldera por su menor coste inicial les llevará a pagar durante 15 ó 20 años facturas energéticas difíciles de asumir en su situación.
La eficiencia de las bombas de calor es un catalizador para inversiones. Si para asumir ese mayor coste inicial se ofrecen apoyos y fórmulas de financiación atractivas, que ya empiezan a aparecer en el mercado, los colectivos y familias desfavorecidos tendrán un gasto energético de sólo el 25% aproximadamente durante los 20 años estimados de vida útil.
El símil de la aerotermia y el sueldo
Imagínate que tu hijo gana 1.000 euros. Le ofrecen un curso sencillo y barato para mejorar sus capacidades, y entonces podría ganar 1.100-1.300€/mes los próximos 20 años, sin posibilidad de cambio en ese tiempo. Surge la opción de pedir ayuda financiera para acceder a una formación mucho mejor, que durante esos 20 años le reportarán 3.000- 3.300€ mensuales. ¿Qué le aconsejarías?
El primer ejemplo es similar a pasar de caldera atmosférica a condensación: una mejora aproximada del 10-30% con un pequeño esfuerzo económico. Y el segundo, el cambio de caldera atmosférica a bomba de calor: mayor esfuerzo económico, pero con una mejora del 300-330%, con un coste operativo anual exiguo durante 20 años.
No está sola: transición urgente, pero ordenada
Las bombas de calor no están solas en esta misión urgente de descarbonizar la calefacción y la climatización: la electricidad es cada vez más verde. Las instaladas hace 10 años emiten hoy la mitad de CO2 que entonces, y emitirán menos de la mitad antes de 8 años. En 2030 la calefacción, refrigeración y ACS con bomba de calor podrían estar prácticamente descarbonizadas, especialmente las combinadas con fotovoltaica, que permiten disponer de ACS y refrigeración 100% renovable y calefacción hasta un 85%.
Para descarbonizar los edificios deben considerarse todas las tecnologías probadas, disponibles, escalables, económicas y viables. Tenemos el sentido común, los medios y la voluntad para reducir las emisiones de CO2 y Nox debidas a la calefacción y el ACS. Y la financiación público-privada sigue avanzando.
Queremos una descarbonización urgente, pero ordenada. Y necesitamos una transición energética transformadora, pero manteniendo a las personas en el centro y con un equilibrio de sostenibilidad y económico.
Fuente AFEC