A pesar de llevar décadas de estudio, aún hay aspectos misteriosos que se desconocen sobre el origen del viento solar. Y cuando el viento llega a la Tierra, muchos de los detalles se han borrado, lo que hace prácticamente imposible rastrearlos. Ahora, gracias a los datos recogidos por la misión Solar Orbiter, los científicos han averiguado más cosas sobre el origen de este fenómeno.
Sabemos que el viento solar es el aguanieve interminable de partículas cargadas eléctricamente que emite el Sol. Es muy variable, cambiando características como velocidad, densidad y composición, según de qué parte de la superficie del Sol procede. Puede ser rápido, viaja a más de 500 km/s, o lento, que se mueve a menos de 500 km/s.
Viaje por el Sistema Solar
A medida que el viento solar viaja a través del Sistema Solar, interactúa con los cuerpos celestes y las naves espaciales. Estas interacciones van desde las benignas, en el caso de las auroras en nuestro planeta, hasta las altamente perturbadoras, en el sentido de que las tormentas solares pueden interferir o incluso dañar los sistemas eléctricos en la Tierra o en las naves espaciales.
Con el fin de comprenderlo mejor, el Solar Orbiter de la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés) ha realizado la primera conexión entre las mediciones del viento solar alrededor de una nave espacial con imágenes de alta resolución de la superficie del Sol a corta distancia. El éxito abre una nueva forma para que los físicos solares estudien las regiones fuente del viento solar.
Información del Solar Orbiter
Solar Orbiter cuenta con instrumentos de detección tanto in situ como remotos. Registran valores sobre el plasma del viento solar, el campo magnético alrededor de la nave espacial, toman imágenes y otros datos del propio Sol. Toda esta información se procesa a través de un software en línea llamado Herramienta de Conectividad Magnética, que fue desarrollado para respaldar la misión Solar Orbiter.
A partir de estas observaciones, “se puede predecir dónde crees que se conectará Solar Orbiter en la superficie solar con unos días de anticipación”, dice Stephanie Yardley, de la Universidad de Northumbria, Reino Unido, autora principal del artículo, publicado en ‘Nature Astronomy’.
Nueva vía de estudio constatada
Los datos se recopilaron entre el 1 y el 9 de marzo de 2022, cuando Solar Orbiter estaba aproximadamente a 75 millones de kilómetros del Sol, o aproximadamente la mitad de la distancia de la Tierra al Sol. El equipo pudo observar la forma en que el viento solar cambiaba su velocidad (de rápido a lento o viceversa) y otras propiedades. “Vimos rápidas corrientes de viento solar, seguidas de otras lentas. Vimos mucha complejidad que podíamos vincular a las regiones de origen”, dice Stephanie. Esto incluyó variaciones en la composición y la temperatura en estas regiones particulares. A través de su análisis de las diferentes corrientes de viento solar han demostrado claramente que el viento solar todavía muestra las «huellas» impartidas por sus diferentes regiones de origen, lo que facilitará a los físicos solares rastrear las corrientes hasta sus puntos de origen en el Sol.
Ahora que el concepto ha sido probado, abre una gran cantidad de posibilidades futuras para utilizar datos de otras naves espaciales cercanas al Sol, como la sonda solar Parker de la NASA y BepiColombo de la ESA, para estudiar el viento solar.