Inseguridad hídrica en España
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El reciente informe ‘Sedientos de cambio’ del British Standards Institute (BSI), en colaboración con Waterwise, revela una alarmante tendencia: España ha experimentado el mayor incremento de inseguridad hídrica entre los 41 países analizados. Este estudio, que evalúa la disponibilidad, uso y gestión del agua, muestra que el 74% de las naciones no han avanzado en mejorar su seguridad hídrica, dejando claro que la crisis del agua es un desafío global que requiere atención urgente.

Un panorama desalentador

España ha recibido una puntuación de 26 sobre 35 en el ‘Indicador de Seguridad y Soluciones Hídricas 2024’, donde una mayor puntuación indica un mayor riesgo. Solo países como Sudáfrica (30 puntos) y Turquía (28) tienen peores indicadores que España. Este deterioro es el resultado de varios factores: el decrecimiento en la disponibilidad de agua dulce por persona, el consumo que supera la capacidad de los recursos renovables, y el aumento de los precios del agua en relación con el PIB per cápita. A pesar de que otros indicadores se mantuvieron estables, la disminución de la eficiencia en el uso del agua es especialmente preocupante.

La situación se ha agravado por la reciente sequía que ha afectado a varias regiones, como Cataluña, que enfrenta la sequía más severa desde que se tienen registros. Las medidas de restricción impuestas por las autoridades catalanas han tenido un impacto directo en la puntuación de seguridad hídrica del país, resaltando la interconexión entre gestión del agua y políticas públicas.

Un problema global en aumento

El informe también señala que, a nivel global, muchos países han visto un aumento en la inseguridad hídrica. En Asia, países como China e India están bajo un estrés hídrico significativo, lo que se agrava por su alta demanda y baja disponibilidad de recursos hídricos. Mientras tanto, solo ocho naciones, incluyendo Suecia y Suiza, lograron mejorar su seguridad hídrica en el último año.

Nicci Russell, CEO de Waterwise, enfatiza la necesidad de que los ciudadanos adopten prácticas de uso responsable del agua para ayudar a mitigar esta crisis. «Utilizar el agua de manera inteligente en nuestros hogares y lugares de trabajo es clave para una mejor adaptación al cambio climático», afirmó.

Percepción y acción

El estudio también revela una desconexión entre la realidad de la inseguridad hídrica y la percepción pública. Aunque el 60% de los encuestados reconocen la gravedad del problema, solo el 45% considera que abordar la seguridad hídrica es tan crucial como combatir el cambio climático. Este desfase puede ser un obstáculo para la implementación de soluciones efectivas.

Es crucial que tanto ciudadanos como gobiernos se comprometan a promover la seguridad hídrica. Más de la mitad de los encuestados creen en la necesidad de actuar para reducir el desperdicio de agua. Esto indica un potencial interés público que puede ser canalizado hacia iniciativas de sostenibilidad.

La urgencia de la acción

La directora de Sostenibilidad para Europa Continental de BSI, Federica Pagnuzzato, destaca que «la inseguridad hídrica en España refleja no solo el problema a nivel local, sino también un reto mundial». Ella sugiere que es fundamental adoptar medidas inmediatas para asegurar un suministro sostenible de agua dulce. Desde la implementación de un etiquetado de eficiencia hídrica hasta la mejora de las infraestructuras, cada acción cuenta.

Susan Taylor Martin, directora ejecutiva de BSI, reafirma que, aunque hay avances hacia una seguridad hídrica, queda mucho por hacer. La concienciación sobre la magnitud del reto es el primer paso hacia el cambio. Es fundamental que tanto los individuos como las organizaciones trabajen juntos para impulsar el progreso hacia un futuro en el que el agua dulce sea accesible y sostenible.

Puedes consultar el informe al completo aquí 

Conclusión

La inseguridad hídrica en España es un llamado a la acción que no podemos ignorar. La combinación de factores locales y globales requiere un enfoque multidimensional y colaborativo. Solo a través de la concienciación y el compromiso colectivo podremos enfrentar este desafío y garantizar un suministro de agua que responda a las necesidades actuales y futuras. La crisis del agua no es solo un problema ambiental; es un desafío que afecta a la salud, la economía y el bienestar de las generaciones venideras. Ahora es el momento de actuar.

 

Redacción Ambientum



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