Contaminación por PFAS, en nuestras aguas
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Un nuevo informe de la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA) ha revelado que la contaminación por sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas (PFAS) en España es un problema más grave de lo que se pensaba. En concreto, el estudio señala que alrededor del 18% de las masas de agua en nuestro país presentan niveles de PFOS, una de las sustancias más peligrosas de este grupo, por encima de los límites seguros establecidos para proteger la salud humana y el medio ambiente.

Los PFAS, conocidos como «sustancias químicas eternas» debido a su extrema persistencia en el medio ambiente, son un grupo de miles de compuestos utilizados en una amplia variedad de productos industriales y de consumo, desde utensilios de cocina hasta productos textiles y espumas contra incendios. Su acumulación en el agua, el suelo y los organismos vivos plantea graves riesgos para la salud, incluyendo problemas de fertilidad, cáncer y daños al sistema inmunológico.

Más de 1.300 sitios en España

Los datos de la AEMA, basados en análisis realizados en más de 1.300 sitios en toda Europa, muestran una situación preocupante. En promedio, el 59% de los ríos, el 35% de los lagos y el 73% de las aguas costeras y de transición en Europa superan los límites de PFOS. Países como Bélgica, Francia e Islandia presentan los niveles más altos de contaminación, seguidos de cerca por Países Bajos y Alemania.

La AEMA advierte que estos datos ponen de manifiesto la necesidad de tomar medidas urgentes para abordar el problema de la contaminación por PFAS. La Comisión Europea ha propuesto modificar la Directiva Marco del Agua para incluir más PFAS en la lista de sustancias prioritarias y revisar los límites permitidos en el agua potable.

Falta regulación armonizada

Sin embargo, el camino hacia la solución es largo y complejo. La persistencia de los PFAS en el medio ambiente dificulta su eliminación, y la identificación de todas las fuentes de contaminación sigue siendo un desafío. Además, la falta de una regulación armonizada a nivel mundial dificulta la lucha contra este problema transfronterizo.

Ante este panorama, es fundamental que los gobiernos, las empresas y la sociedad en su conjunto trabajen de forma coordinada para reducir la producción y el uso de PFAS, promover la investigación y el desarrollo de alternativas más seguras, y establecer sistemas de vigilancia y control eficaces para garantizar la calidad del agua y proteger la salud de las personas y los ecosistemas.

 

Redacción Ambientum



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