Un equipo de investigadores españoles se embarca en una misión crucial hacia la Antártida para desvelar un enigma que podría acelerar el cambio climático: las fugas de metano en el fondo marino. Liderados por el Instituto Geológico y Minero de España (IGME) y el Instituto de Ciencias del Mar (ICM), ambos pertenecientes al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), los científicos pondrán en marcha el proyecto ‘Iceflame’ con el objetivo de localizar y caracterizar estas fugas.
El metano, un potente gas de efecto invernadero, se encuentra atrapado en el fondo marino antártico en forma de hidratos, una especie de hielo de metano. Estos hidratos se formaron durante la última glaciación y son extremadamente sensibles al calentamiento global. A medida que las temperaturas oceánicas aumentan, estos hidratos pueden descomponerse y liberar grandes cantidades de metano a la atmósfera, amplificando el efecto invernadero y acelerando el cambio climático.
Análisis sísmicos
La expedición, que durará varias semanas, utilizará sofisticados equipos para explorar las profundidades del océano y detectar posibles fugas de metano. Los científicos tomarán muestras de sedimentos y realizarán análisis sísmicos para identificar las zonas donde los hidratos de metano son más abundantes y vulnerables.
Los resultados de esta investigación son de vital importancia para comprender los impactos del cambio climático en los océanos y para desarrollar modelos más precisos del calentamiento global. Además, permitirán evaluar los riesgos geológicos asociados a la desestabilización de los hidratos de metano, como la posibilidad de deslizamientos submarinos y tsunamis.
Enormes cantidades de metano
Los investigadores advierten que la situación es grave. Se estima que en la Península Antártica se almacenan enormes cantidades de metano en forma de hidratos, equivalentes a las emisiones globales de CO2 durante dos años. Si una parte significativa de este metano se liberara a la atmósfera, las consecuencias para el clima serían catastróficas.
La expedición ‘Iceflame’ representa un paso crucial en la búsqueda de soluciones para enfrentar el cambio climático. Los datos obtenidos durante esta campaña permitirán a los científicos comprender mejor los procesos que ocurren en el fondo marino antártico y desarrollar estrategias para mitigar los riesgos asociados a la liberación de metano.