El Acuerdo de París, adoptado en 2015, se estableció como un hito histórico en la lucha global contra el cambio climático. Este tratado jurídicamente vinculante compromete a casi 200 naciones a limitar el aumento de la temperatura global a menos de 2 °C respecto a los niveles preindustriales, con el objetivo preferente de no superar los 1,5 °C. Sin embargo, la reciente decisión del presidente de EE.UU., Donald Trump, de retirar nuevamente a su país del acuerdo representa un retroceso significativo y plantea interrogantes sobre las repercusiones globales de esta medida.
El impacto inmediato de la decisión de Trump
Donald Trump anunció su retirada del Acuerdo de París como parte de una declaración de emergencia energética. En su discurso inaugural, enfatizó que su gobierno priorizaría la extracción de combustibles fósiles, como el petróleo y el gas natural, y reactivaría el fracking en EE.UU. Su promesa de «perforar, perforar, perforar» refleja un claro cambio de rumbo respecto a las políticas climáticas de la administración anterior, encabezada por Joe Biden, quien reincorporó a EE.UU. al acuerdo en 2021.
Este anuncio también incluye la eliminación de subsidios para vehículos eléctricos y la cancelación de contratos para grandes parques eólicos. Estas acciones, combinadas con el fomento de una «nación manufacturera» basada en combustibles fósiles, contradicen los compromisos asumidos por muchos países en el marco del Acuerdo de París.
Reacciones internacionales y preocupación global
La decisión de Trump ha generado reacciones de consternación a nivel global. Desde la Unión Europea, el comisario de Acción Climática, Wopke Hoekstra, lamentó que EE.UU., como segunda economía y segundo mayor emisor de gases de efecto invernadero (GEI), se desvincule del acuerdo. Hoekstra enfatizó que esta medida incrementa los riesgos climáticos y los costos económicos y sociales asociados.
Por su parte, el Ministerio de Exteriores de China reiteró su compromiso con la cooperación internacional en la lucha contra el cambio climático. Según su portavoz, Guo Jiakun, «ningún país puede actuar solo en su propio beneficio» frente a este desafío global.
Organizaciones ecologistas también han mostrado su descontento. Desde Greenpeace y Alianza Verde, hasta Ecologistas en Acción, coinciden en que la decisión de Trump coloca a EE.UU. en una posición marginal y amenaza con desestabilizar los esfuerzos internacionales. Eva Saldaña, directora ejecutiva de Greenpeace España, calificó la medida como «antihistórica» y enfatizó que el resto de la humanidad debe mantener el rumbo.
Consecuencias climáticas y económicas
De acuerdo con Francisco Martín León, coordinador de la Revista del Aficionado a la Meteorología (RAM), la retirada de EE.UU. del Acuerdo de París socava los esfuerzos para limitar el calentamiento global. Según datos recientes de Copernicus, el aumento de la temperatura global ya alcanzó los 1,5 °C en 2024, lo que hace más difícil contener el incremento por debajo de los 2 °C. Además, se prevé que para 2025 las concentraciones de GEI alcancen nuevos máximos.
José Miguel Viñas, experto de Meteored, señala que la salida de EE.UU. no solo afecta sus emisiones, sino que podría influir en otros países para que también relajen sus compromisos climáticos. Este «efecto de arrastre» es especialmente preocupante en un contexto donde la cooperación global es crucial para mitigar el cambio climático y adaptarse a sus impactos.
En el ámbito económico, la administración Trump también planea imponer aranceles a las importaciones para proteger la industria nacional. Sin embargo, no queda claro cómo estas medidas se integrarán con su estrategia de producción de combustibles fósiles, ni cuáles serán las repercusiones para los mercados internacionales.
Resiliencia del Acuerdo de París
A pesar de la retirada de EE.UU., expertos y activistas mantienen la esperanza en la resiliencia del Acuerdo de París. Javier Andaluz, coordinador de clima y energía de Ecologistas en Acción, subraya la necesidad de que los «líderes climáticos» adopten medidas firmes para compensar la ausencia estadounidense. Según Andaluz, esto incluye posibles sanciones económicas o normativas para evitar que EE.UU. se beneficie de su falta de compromiso ambiental.
Además, algunos estados y ciudades de EE.UU., junto con empresas privadas, han mostrado su intención de seguir avanzando en la transición hacia energías limpias. Este movimiento subnacional podría mitigar parcialmente los efectos de las políticas federales.
Reflexión final
La decisión de Donald Trump de retirar a EE.UU. del Acuerdo de París representa un desafío significativo en la lucha global contra el cambio climático. Sin embargo, también pone a prueba la determinación de la comunidad internacional para mantener el rumbo y redoblar esfuerzos. Como señaló Paul O’Brien, director ejecutivo de Amnistía Internacional Estados Unidos, la crisis climática no discrimina, y sus impactos afectan a todos, desde incendios en California hasta inundaciones en Carolina del Norte. En este contexto, el liderazgo colectivo y la acción conjunta serán más importantes que nunca para enfrentar el desafío común que representa el cambio climático.
Fuentes consultadas Efeverde y Meteored