Los tigres que se encuentran cautivos en los zoos guardan en sus genes las claves biológicas que podrían salvar esta especie, cuyos individuos en libertad están al borde de la desaparición tras haber sufrido un dramático descenso en los últimos años.
Un estudio publicado en la revista Current Biology ha identificado mediante un nuevo método estadístico que los tigres genéricos o comunes que viven cautivos en los zoos tienen más valor biológico del que se pensaba, ya que conservan la huella genética de las subespecies más puras y podrían servir para ayudar a recuperarlas mediante programas de cría en cautividad.
En la actualidad, se calcula que sólo quedan 3.000 tigres en estado salvaje, frente a los 10.000 que se contabilizaron en los años 90. Varias subespecies, además, han desaparecido.
Por el contrario, los trigres en cautividad han aumentado su número de 15.000 a 20.000 durante ese mismo periodo.
Tradicionalmente, se consideraba que estos tigres genéricos no tuvieran una especial riqueza genética. Pero el nuevo estudio ha mostrado que su variedad cromosómica es mayor que la de los individuos que aún habitan en las junglas y, además, algunos ejemplares que se consideraban mezclan genéricas tienen en realidad el ADN de un pura sangre .
El grupo de investigadores, dirigidos por Shu-jin Luo, del Laboratorio de Diversidad Genética adscrito al Centro Nacional del Cáncer, en Maryland, estudió muestras de 105 tigres cautivos procedentes de un periodo de 20 años.
Su conclusión es que muchos de estos animales son aptos para programas de reproducción y podrían resultar fundamentales para evitar que su especie sea borrada del mapa.