La propuesta de conexión entre los municipios de Almonte y Sanlúcar de Barrameda, impulsada por sus Ayuntamientos, a través de la playa del Parque Nacional no sólo es innecesaria, sino que va contra los objetivos de conservación de este importante ecosistema del Espacio Natural.  

Para WWF, la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, a través de la dirección del Espacio Natural y junto con la Estación Biológica de Doñana, deben establecer las condiciones para minimizar los tránsitos de vehículos por la Playa. La organización también considera imprescindible que se constituya una línea de investigación para mejorar los conocimientos sobre este valioso ecosistema.  

WWF pide mayor grado de protección

Los 32 kilómetros de costa virgen de la playa del Parque Nacional de Doñana son el último vestigio que quedan en el sur de Europa de un ecosistema totalmente perdido por el urbanismo desmedido y las actividades humanas sin control. WWF considera que esta joya necesita mayor grado de protección, investigación y ordenación, y no una mayor presión que podría dañarlo irreversiblemente, como ha ocurrido con el resto de la costa onubense.

En opinión de WWF, ha de ser la Administración competente, en este caso la Junta de Andalucía, quien lleve a cabo un plan de disminución de los vehículos, no sólo por la playa sino por todo el Espacio Natural. Tampoco está de acuerdo que sean los Ayuntamientos quienes se ocupen de esta regulación de forma individualizada y según intereses exclusivamente locales, ya que el Parque Nacional no es sólo un patrimonio local, sino internacional, tal y como reconocen los numerosos nombramientos que tiene Doñana: Patrimonio de la Humanidad, Sitio Ramsar, etc. WWF se pondrá en contacto con estos organismos para proporcionarles toda la información sobre esta peligrosa iniciativa para la sostenibilidad de Doñana.  

Para Juan Carlos del Olmo, Secretario General de WWF España: "La playa del Parque Nacional es uno de los tesoros de este espacio, al que no se le ha prestado la suficiente atención hasta ahora. Estamos hablando de los últimos 32 kilómetros de costa sin urbanizar del suroeste de España, un lugar donde el impacto de las actividades humanas debería ser el mínimo, si queremos preservar las últimas áreas de cría de especies de pesca comercial o las últimas dunas móviles". Y concluye: "El Parque Nacional de Doñana no es ninguna carretera, por lo que los tránsitos que se realicen deben ser los imprescindibles para la gestión del espacio y las actividades de uso público que no sean incompatibles con su conservación".



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