Este comportamiento dispersivo es normal en la especie durante esta época del año, en la que los osos pueden recorrer grandes distancias en busca de alimento regresando posteriormente sus zonas de presencia habitual. La población de oso pardo de la cordillera Cantábrica viene mostrando síntomas de recuperación registrándose año tras año el récord de hembras acompañadas con crías y un mayor número de localizaciones de ejemplares fuera de las áreas habituales de presencia.
Desde que se detectó al oso, se ha puesto en marcha un operativo coordinado entre el personal adscrito a la Dirección General de Medio Natural (Consejería de Medio Ambiente) de la Junta de Castilla y León y de la Dirección General de Biodiversidad (Consejería de Desarrollo Rural, Ganadería, Pesca y Biodiversidad) del Gobierno de Cantabria, con el apoyo de un guarda de campo de la Fundación Oso Pardo, que incluye un protocolo de seguimiento y control de la zona para garantizar en todo momento tanto la tranquilidad como la seguridad en el entorno de este ejemplar.
Estas esporádicas presencias de osos fuera de la distribución habitual, son indicadoras de la capacidad de los montes de la Cordillera Cantábrica para albergar osos y muestran que en la memoria genética de esta especie se mantienen zonas que son visitadas cada pocos años, así como que los esfuerzos de las Administraciones para la recuperación de la especie a través de las medidas contempladas en los respectivos planes de recuperación, están consiguiendo reducir el riesgo de extinción del oso pardo en la Cordillera.
Seguimiento
La Fundación Patrimonio Natural de Castilla y León ha asumido en 2010 la labor de seguimiento y control de la población osera y su hábitat en Castilla y León. Para ello ha contratado los servicios de las tres patrullas de vigilancia que hasta ahora dependían de la Fundación Oso Pardo en las principales zonas oseras de la Comunidad: Montaña Palentina, Riaño y Alto Sil, gracias a los convenios de colaboración de la Fundación Oso Pardo con la Consejería de Medio Ambiente que aseguraban su dotación y mantenimiento.
Ambas fundaciones mantienen acuerdos de colaboración en materia de educación ambiental, realización de trabajos técnicos relacionados con el oso y su hábitat, asesoramiento científico y coordinación para la elaboración del censo de osas con cría en el ámbito cantábrico, entre otras actuaciones.
La Consejería de Medio Ambiente y la Fundación Oso Pardo colaboran también en proyecto LIFE+ Corredores de comunicación para la conservación del oso pardo en vigor para el periodo 2009-2011 con un presupuesto de 1,1 millones de euros.
El 30 de marzo de 1990 el oso pardo cantábrico fue protegido y declarado en peligro de extinción ante la delicada situación en la que se encontraban sus poblaciones. Esta declaración exigía la adopción de medidas urgentes que garantizaran la conservación de la especie, por eso, el 21 de junio de 1990 se aprueba el plan de recuperación del oso pardo en Castilla y León.
Tras casi 20 años de vigencia de dicho plan, actualmente en proceso de revisión, se estima que las poblaciones de oso pueden haber alcanzado los 130 ejemplares en el conjunto de la cordillera cantábrica, 100 en la población occidental y 30 en la oriental. Especial importancia revisten los recientes hallazgos de dos osos fruto del intercambio genético entre ambas. Aunque pueda tratarse de un caso aislado, es esperanzador, y el punto de partida para alcanzar una variabilidad genética adecuada para que se considere a las poblaciones oseras cantábricas como viables, alcanzando niveles genéticos similares a la de otras poblaciones europeas que no están en peligro de extinción.
En 2009 se vieron muy pocos osos
A lo largo de 2009 han continuado las labores de seguimiento habituales por parte de la Consejería de Medio Ambiente y entidades colaboradoras. Se han seguido realizando los estudios de presencia y abundancia de ejemplares a través de estimaciones que se apoyan en IKAS (índices kilométricos de abundancia de indicios), los estudios de fructificación de fagáceas y la recogida de pelo. También se ha continuado con los censos habituales por observación directa, basados fundamentalmente en la localización de osas con crías.
2009 se caracterizó por la dificultad de ver osos, ya que la disponibilidad de alimento en las masas forestales hizo que los osos no salieran apenas a terreno desarbolado. De ahí que tenga especial relevancia el número de osas con crías avistadas (cinco en el núcleo occidental y tres en el oriental), y que se sospeche que puedan ser más las realmente presentes en esta subpoblación, lo que se confirmará en las próximas semanas tras el análisis de las observaciones realizadas en la primeravera de 2010 de forma conjunta entre las tres comunidades autónomas.
Nuevo núcleo reproductor
Estos datos preliminares parecen apuntar el mantenimiento del núcleo palentino y suponen una destacable noticia respecto al área de Riaño, que no daba signos de crecimiento en los años anteriores. Además se consolida la idea sobre la presencia de un nuevo núcleo reproductor en el núcleo occidental, en el macizo de Gistreo-Omaña. Los datos definitivos, no obstante, habrán de esperar a las observaciones de primavera y al contraste con los de las comunidades autónomas limítrofes, para evitar errores y duplicaciones en los conteos a nivel del conjunto de la cordillera. Además del censo de osas con crías, hay que destacar que en la zona del denominado corredor interpoblacional, se está apreciando en los últimos años un tímido tránsito y una ocupación del territorio por parte del oso pardo, con datos de avistamientos en el valle del Torio, Los Barrios de Luna, Omaña, Babia y en los montes del municipio de Boñar. Los individuos avistados en estas zonas por lo general son machos jóvenes en proceso de dispersión, que buscan nuevos territorios que sean adecuados por la disponibilidad de refugio, alimento y tranquilidad, o de hembras para reproducirse en los meses de primavera.
Detrás de esta evolución positiva de la última década existen muchos factores. Uno de ellos es el trabajo desarrollado por la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León, mediante sus medios y personal propios y también a través de la colaboración con la Fundación Oso Pardo (FOP) en acciones de conservación, vigilancia, lucha contra el furtivismo, control de la población osera, etc. Esta colaboración se mantiene desde 1995, año en el que se estableció un marco general y un convenio específico de colaboración entre ambas instituciones en la materia.