Cinco antiinflamatorios (diclofenaco, ibuprofeno, ketoprofeno, naproxeno y salicílico), un estimulante nervioso (cafeína), dos antibióticos (sulfametoxazol, y trimetoprim), dos reguladores lipídicos (clofíbrico y gemfibrozilo), un antiepiléctico (carbamazepina), un β- bloqueante (propranolol) y cuatro hormonas (tres naturales: estrona, 17β-estradiol y estriol; y una artificial: 17α-etinilestradiol) son los fármacos encontrados en Doñana.
"El ibuprofeno es el compuesto que hemos encontrado en mayores concentraciones; cada año se vierten 140 kg a los principales afluentes de Doñana a través de las aguas residuales urbanas del entorno", explica Esteban Alonso, autor principal del trabajo e investigador en el Departamento de Química Analítica de la US.
Este estudio pionero, que se ha publicado en Journal of Hazardous Materials, demuestra que "la principal fuente de estos fármacos en los afluentes de Doñana (río Guadiamar, arroyo del Partido y arroyo de La Rocina) son las aguas residuales urbanas tratadas de las poblaciones cercanas", recalca Alonso.
Estos compuestos, consumidos y metabolizados por el ser humano, son descargados en forma de orina y heces a través de los sistemas de saneamiento de las poblaciones del entorno de Doñana a las estaciones depuradoras. "La descarga a los recursos hídricos del Parque se produce de manera inevitable, 24 horas al día, 365 días al año", añade el investigador. Según el científico, las tecnologías empleadas en el tratamiento de aguas residuales son "insuficientes" para eliminar totalmente estas sustancias y hoy sólo eliminan algo más de un 60%, "con variaciones significativas de un fármaco a otro".
Mejora de las actuales depuradoras
Para eliminar este tipo de compuestos, y otros asociados, de las aguas de Doñana, los científicos recomiendan la implementación, en las depuradoras actuales, de tratamientos terciarios basados en procesos de oxidación o en sistemas de membranas. Una amenaza para los ecosistemas acuáticos El equipo de investigación ha hecho una primera estimación de los riesgos ecotoxicológicos, y ha detectado que ciertas concentraciones de fármacos suponen un riesgo para organismos acuáticos como Hydra attenuata.
Experiencias previas del equipo, en colaboración con la Universidad de Stirling (Reino Unido), han demostrado que exposiciones de cinco días a diferentes fármacos provocan alteraciones de diferentes genes en el hígado y el cerebro del salmón atlántico. Ahora, los científicos trasladarán estos resultados a especies autóctonas de los sistemas hídricos de Doñana para "entender mejor los mecanismos de acción que estos compuestos ejercen sobre su expresión genética", afirma Alonso.