Más importante que la variación anual, que pudiera estar influida por la variabilidad meteorológica, es observar la tendencia desde que se toman medidas y ésta muestra un descenso del 2.9% por década. Este año, cuando parecía que se había alcanzado el mínimo el 10 de septiembre, creciendo el hielo durante tres días, comenzó un nuevo descenso que llevó a la menor extensión del año el 19 de septiembre de 4.6 millones de kilómetros cuadrados.
El mínimo del 2010 fue el tercero más bajo desde 1979. Este mínimo de extensión de hielo fue de 37.000 kilómetros cuadrados mayor que en 2008; 470.000 kilómetros cuadrados por encima del record mínimo de 2007 y 500.000 kilómetros cuadrados por debajo de 2009. El mínimo de la extensión de hielo fue de 2.11 millones de kilómetros cuadrados por debajo del promedio desde 1979 a 2000 y 1.74 millones de kilómetros cuadrados por debajo del promedio desde 1979 a 2009.
Estos datos muestran la señal del calentamiento global, porque incluso un invierno con condiciones más duras de las habituales en los últimos años en el hemisferio norte, no consigue recuperar masa de hielo marino.
Según los científicos, esto es porque el hielo nuevo que se forma durante en el invierno en el Ártico es más fino al haber absorbido el mar más radiación por la falta de hielo y estar más caliente. Esta tendencia coincide además con los datos del GISS en los que observando a nivel de décadas, cada nuevo periodo de diez años es más cálido que el anterior.