Ayer por la mañana, Greenpeace llevó residuos radiactivos a la puerta del Parlamento Europeo, en Bruselas, para recordar a los eurodiputados que no existe solución al problema de los residuos radiactivos. Ayer se celebra la última sesión plenaria del Parlamento Europeo antes de que éste tenga que discutir la nueva Directiva sobre residuos radiactivos que prepara la Comisión Europea.
Dos especialistas de Greenpeace en protección radiológica han depositado a las puertas de la entrada al Parlamento Europeo dos contenedores de hormigón con revestimiento de plomo, que contienen cuatro muestras de residuos radiactivos. Al mismo tiempo, varias decenas de voluntarios de Greenpeace han aislado la zona precintándola con cinta de seguridad y después se han encadenado alrededor de los contenedores para garantizar su protección física.
Decenas de europarlamentarios y del personal de la cámara han sido testigos de cómo escaladores de Greenpeace, entre ellos un activista español, se han encaramado a los 16 mástiles con las banderas de los países europeos productores de grandes cantidades de residuos radiactivos para colocar en ellas pancartas en las que se puede leer: “No hay solución para los residuos radiactivos”.
“Emisiones autorizadas”
Los residuos radiactivos fueron obtenidos de localidades públicas desprotegidas: la playa de Sellafield en Reino Unido; el fondo marino en La Hague, en Francia; las orillas del río Molse Nete River, en Bélgica (donde existe una instalación similar al ATC que promueve el Ministerio de Industria español y a su centro de investigación nuclear asociado); y una mina de uranio en Akokan, Niger.
A pesar de su peligrosidad, estos materiales no se clasifican como residuos radiactivos cuando son vertidos al medio líquido o depositados al aire libre al ser productos derivados de las denominadas “emisiones autorizadas” o procedentes de la minería del uranio. Sin embargo, cuando estas muestras son recogidas y depositadas en un contenedor sí son clasificadas como residuos radiactivos que necesitan ser custodiados durante siglos.
Otro tipo de residuos radiactivos, como el combustible nuclear gastado y los residuos procedentes del desmantelamiento, son aún más peligrosos y deberán ser custodiados durante cientos de miles de años. No hay ninguna solución técnica satisfactoria que permita garantizar la seguridad del público y del medio ambiente durante tan largos periodos de tiempo y, sin embargo, la industria nuclear sigue produciendo irresponsablemente estos residuos tan peligrosos.
Abandono de la energía nuclear
En unas semanas el Parlamento Europeo tendrá que posicionarse sobre la nueva propuesta de legislación nuclear de la Comisión Europea. Los borradores preliminares excluyen el tipo de residuos radiactivos que Greenpeace ha transportado hoy al Parlamento Europeo y han ignorado las advertencias de los científicos que afirman que el almacenamiento definitivo de los residuos radiactivos bajo tierra tendría consecuencias desatrosas para el medio ambiente y la salud.
“Es escandaloso que los residuos radiactivos que Greenpeace ha entregado hoy en el Parlamento Europeo se estén vertiendo sin trabas en nuestros ríos y mares o se dejen, sin más, acumulados cerca de poblaciones. El sector nuclear no tiene ni idea de qué hacer con estos residuos ni con los residuos nucleares de alta actividad, mucho más peligrosos durante cientos de miles de años, salvo continuar acumulándolos”, ha declarado Jan Haverkamp, responsable de la campaña Nuclear de Greenpeace Unión Europea.
“Dado que la inmensa mayoría de estos residuos proviene del sector energético, por lógica el primer paso hacia una solución debe ser abandonar la energía nuclear. La Unión Europea ha aprobado ya planes de abandono progresivo de otras sustancias inviables y peligrosas como el mercurio” ha añadido Haverkamp. “Los europarlamentarios deben asegurar que los residuos radiactivos no son tratados de forma menos exigente. En su estado actual, la propuesta de Directiva es poco más que un ejercicio de propaganda para allanar el camino a la construcción de nuevas centrales nucleares”.
Nada más empezar la protesta, Greenpeace contactó con los servicios de seguridad del Parlamento europeo para avisarles de la naturaleza pacífica de la acción y advertirles sobre los residuos radiactivos que se habían transportado. También se informó a la autoridad belga sobre residuos radiactivos, la cual es ahora responsable de custodiar estos residuos.