Los servicios ambientales, son los beneficios que las personas obtienen de los ecosistemas, entre los cuáles están la protección de la biodiversidad, la calidad del suelo, los alimentos, la protección de los recursos hídricos y la captura de carbono. Aunque el bienestar económico y social de la humanidad depende totalmente de la prestación continua de estos servicios ambientales, la mayoría se consideran bienes públicos sin valor económico.

Según la Evaluación de los Ecosistemas para el Milenio (EEM), aproximadamente el 60% de los servicios prestados por los ecosistemas del planeta se han deteriorado en estos últimos años. No reconocer el valor de los ecosistemas y de la biodiversidad, constituye una mala opción para afrontar los desafíos a los que se enfrenta el planeta.

Una inversión bien orientada hacia el capital natural contribuye a apoyar un amplio abanico de sectores económicos además de mantener y ensanchar nuestras opciones para la prosperidad económica y el desarrollo sostenible. Estas inversiones bien podrían ser una respuesta eficaz a la crisis actual, ofreciendo un valor monetario, estimulando a las economías locales para la creación de empleo y manteniendo los beneficios derivados de los ecosistemas a largo plazo.

El reconocimiento del valor económico de la naturaleza, fue tratado en la última edición del CONAMA, celebrado en Madrid en el mes de noviembre, durante la presentación del grupo de trabajo “Montes, servicios ambientales y mecanismos de mercado”. En la presentación del informe, se valoró como España puede desarrollar soluciones específicas para mejorar las políticas y demostrar a los mercados el valor de los ecosistemas, que no solo es importante para el medio ambiente sino también económica y socialmente.

Entre los principales servicios ambientales de los ecosistemas forestales hay que destacar dos, la provisión de agua y la captura de carbono. El valor económico de la provisión de agua para diferentes usos asciende a 453 €/ha, y para la captura de carbono 116 €/ha, según el proyecto de Valoración de los Activos Naturales de los ecosistemas de España (VANE) desarrollado por el Ministerio de Medio Ambiente en el año 2010. De acuerdo con este estudio, el valor promedio de todos los bienes y servicios ambientales de nuestros ecosistemas forestales estará en torno a los 650 €/ha. Frente a esta elevada renta, las administraciones públicas españolas retornan en conservación y mejora de los ecosistemas forestales alrededor de los 42 €/ha, siendo todavía inferior lo que piensan destinar debido a la grave crisis en la que estamos.

Examinado el valor económico promedio de nuestros ecosistemas forestales, el siguiente paso es valorar las políticas ya en desarrollo para identificar las mejoras potenciales, y buscar las mejores soluciones.

Entre esas soluciones específicas, se encuentran los pagos por servicios ambientales, a través de los cuáles los propietarios de los montes son retribuidos por los usuarios de los servicios ambientales que estos generan. Esto puede articularse directamente con el desarrollo de un mercado donde los usuarios explícitamente puedan hacer sus aportaciones a la conservación y mejora de los servicios, o bien mediante formas, indirectas, reguladas por el Estado a través de impuestos e incentivos.

Esos incentivos ambientales podrían establecer un recargo sobre determinadas actividades o actuaciones sobre el medio ambiente, como se mostró durante la presentación del informe en el CONAMA, o mediante la internalización de externalidades regidas a través del principio “quién contamina paga”.

Por último, destacar la propuesta del “céntimo verde”, para posibilitar la creación de un fondo que incentive la protección, conservación y mejora de los montes españoles en el marco de una política responsable. Un céntimo por litro de combustible supondrá un ingreso para nuestros montes de 881 millones de euros.



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