Los descubrimientos, presentados en un artículo de la revista Marine Ecology Progress Series, proceden del proyecto CODYSSEY («Dinámicas espaciales y movimientos verticales del bacalao en aguas europeas y sus implicaciones para la gestión de la pesca»), financiado mediante el programa «Calidad de vida y gestión de recursos vivos» del Quinto Programa Marco (5PM) de la Unión Europea. Sus hallazgos sugieren que un medio más cálido no resulta tan perjudicial para el bacalao adulto como se pensaba hasta ahora.
Las aguas frías no influyen demasiado en el bacalao. Pero si el calentamiento global está afectando a todo en el planeta, ¿cómo afectará al bacalao? Expertos en la materia afirman que este pez tendrá que adaptarse a temperaturas más altas. En consecuencia, los socios del proyecto CODYSSEY investigaron a qué temperaturas exactamente vive el bacalao en el noroeste del Atlántico.
Se instaló en cientos de bacalaos unos termómetros en miniatura de última generación para averiguar a qué temperatura debe subir el agua para que el bacalao llegue a verse afectado negativamente. Investigaciones de varias instituciones europeas como el Instituto Nacional Danés de Recursos Acuáticos de la Universidad Técnica de Dinamarca (DTU Aqua) instalaron medidores de temperatura en más de 2.000 bacalaos pertenecientes a poblaciones del norte del Atlántico, como por ejemplo de los mares Báltico y del Norte y del Estrecho de Skagerrak.
Según los investigadores, los medidores registraron y almacenaron a intervalos fijos durante más de doce meses la temperatura del agua en el entorno en el que se movieron los peces. El equipo ha capturado hasta ahora 902 bacalaos mediante prácticas pesqueras y ha enviado las etiquetas con la información al laboratorio.
¿Por qué el bacalao y no otro pez? Los investigadores indican que éste posee dos características básicas que contribuyeron a su elección: su importancia comercial y su tamaño suficiente para que pueda transportar una etiqueta electrónica sin que le suponga una molestia.
«Algunos peces se encontraron a temperaturas tan bajas como -1,5°C, mientras que otros nadaban bastante a gusto en aguas a casi 20°C», indicó el profesor Andersen. «Esto indica que el bacalao es un pez que se adapta con relativa facilidad y que puede tolerar temperaturas más altas de las que se pensaba. No obstante, a pesar de que esto se puede aplicar en términos generales al bacalao adulto, parecen ser menos flexibles cuando se trata de elegir las aguas en las que procrear», añadió.
«Durante este periodo, todas las poblaciones de peces estudiadas buscaron aguas a entre 1°C y 8°C. Esto indica que las fases en las que el bacalao es hueva y posteriormente larva pueden ser un momento especialmente vulnerable a los efectos del cambio climático.»
Cabe señalar que, aunque el bacalao del noreste del Atlántico es capaz de sobrevivir en temperaturas de hasta 20°C, no hay garantías de que todos los bacalaos adultos sean capaces de tolerar todo tipo de temperaturas. Por ejemplo, el traslado del bacalao del Mar del Norte al norte de Islandia, con temperaturas a -1,5°C, puede tener un impacto negativo en el pez.