El texto está firmado por los ministros de España, Bélgica, Bulgaria, Chipre, Dinamarca, Francia, Alemania, Grecia, Malta, Rumanía, Eslovenia, Suecia, Reino Unido, Italia y Hungría, país que ejerce durante este semestre la Presidencia europea.
El texto sostiene que la futura Estrategia de la UE para alcanzar el objetivo 2020 sobre biodiversidad representa una "oportunidad única" para alcanzar las metas y objetivos acordados a nivel global. "Es necesario poner en marcha progresivamente y con determinación medidas concretas, viables y eficientes tanto por la UE como por los Estados miembros, involucrando a los actores y sectores más relevantes en la aplicación de la decisiones adoptadas en Nagoya", plantea el documento.
"Resulta necesario – añade – reforzar de manera significativa la integración de la biodiversidad en el desarrollo y aplicación de todas las políticas relevantes, particularmente considerando los beneficios generados, para un gran número de sectores, por la biodiversidad y los servicios de los ecosistemas".
Del mismo modo, los ministros consideran que las reformas en curso de las políticas de la UE en el contexto de las próximas perspectivas financieras representan una "inestimable oportunidad" para llevar a cabo este ejercicio y para "mejorar la coherencia entre los objetivos de las distintas políticas en revisión y los de la política de biodiversidad".
"La conservación de la biodiversidad representa una oportunidad para avanzar hacia el desarrollo sostenible. El actual modelo de crecimiento, que ha producido mejoras en los estándares de vida, ha supuesto costes para el medio físico sobre el que el bienestar humano depende en última instancia", sostienen los firmantes, que añaden que, en el contexto global de crisis medioambiental y económica, "se hace necesario conducir y guiar las actividades económicas hacia modelos de producción y consumo que conlleven menores impactos medioambientales".
El artículo hace una amplia exposición sobre la aportación de la biodiversidad a la estabilidad social y económica y su contribución a la prosperidad y a la reducción de la pobreza, así como su relevante papel en la mitigación y adaptación al cambio climático. En este contexto, cita el estudio TEEB "La Economía de los Ecosistemas y la Biodiversidad", según el cual la pérdida anual de los servicios que nos prestan los ecosistemas se estima en unos 50.000 millones de euros, y para 2050, la pérdida de bienestar acumulado podría ser equivalente al 7% del consumo anual.
En este escenario, el texto explica que la comunidad mundial, "reconociendo y haciéndose plenamente consciente de estos hechos, se ha comprometido a tomar medidas efectivas y urgentes para detener la pérdida de biodiversidad", compromiso que es parte del Plan Estratégico sobre biodiversidad adoptado en Nagoya en octubre de 2010, en la décima reunión de la Conferencia de las Partes al Convenio sobre la Diversidad Biológica, junto con el desarrollo posterior de la Estrategia de Movilización de Recursos y la adopción del Protocolo de Nagoya sobre acceso a los recursos genéticos y participación justa y equitativa de los beneficios derivados de su utilización. La Unión Europea ha reconocido el exitoso resultado de Nagoya, un importante logro mundial durante el 2010, Año Internacional de la Biodiversidad, según reconoce el artículo.
"En el ámbito de la Unión Europea, estamos convencidos de que necesitamos liderar esta situación, adoptando medidas urgentes para preservar nuestra propia biodiversidad, y reduciendo al mismo tiempo nuestro impacto negativo sobre la biodiversidad más allá de nuestras fronteras", explica el documento, donde se recuerda que la UE acordó en marzo de 2010 el objetivo de detener la pérdida de la biodiversidad y la degradación de los servicios de los ecosistemas en la UE para 2020, y su restauración en la medida de lo viable, e intensificar al mismo tiempo la contribución de la UE a la misión de advertir al mundo sobre la pérdida de biodiversidad.
Entre otras consideraciones, los ministros firmantes consideran que la "protección de la diversidad biológica es claramente un elemento clave de la economía verde". "Una economía verde, sostenible y eficiente se basa en los bienes y servicios más equitativos, promoviendo la disminución de los consumos no sostenibles y la reducción de los incentivos perjudiciales para el medio ambiente. Garantizar un uso sostenible de la biodiversidad reducirá nuestra huella ecológica", aseguran los titulares de medio ambiente en el escrito, donde expresan la necesidad de "invertir y mejorar los esfuerzos en la conservación y uso sostenible de la biodiversidad en todos los sectores y decisiones políticas".