Un estudio describe cómo se formó el mayor desierto cálido del mundo
Cuando el faraón egipcio Keops ordenó levantar la Gran Pirámide de Giza, hace 4.500 años, el Sahara no era un desierto. Los monzones habían convertido 10.000 años antes el norte de África en una especie de pradera, plagada de lagos y pantanos. Cómo se convirtió este Sahara verde en el desierto cálido más grande del mundo ha sido durante años un enigma equiparable a la discusión sobre cómo se construyeron las pirámides.
Un equipo de científicos dirigido por "Stefan Kröpelin", del Instituto de Arqueología Prehistórica de la Universidad de Colonia (Alemania), echa hoy en la revista Science un poco de leña al encendido debate. Según su investigación, la transición entre el Sahara verde y el inhospitalario desierto actual fue gradual y no abrupta, como se asumía mayoritariamente hasta ahora.
El hallazgo inhabilita uno de los ejemplos más empleados para mostrar los catastróficos cambios que pueden experimentar los ecosistemas naturales.Para realizar su trabajo, Kröpelin y sus colegas han estudiado una de las mayores masas de agua saharianas, el lago Yoa, situado al norte de Chad.
Los investigadores han analizado los sedimentos del lago, además de indicadores biológicos, como polen, esporas y restos de algas e invertebrados acuáticos. Estos elementos les han permitido construir un registro continuo de los cambios del clima y el ecosistema en los últimos 6.000 años.
Deshidratación gradual
Para los autores, los resultados evidencian que la deshidratación del paisaje sahariano implicó una reducción gradual de la vegetación tropical, seguida de una pérdida de la cobertura herbácea y la conquista del territorio por las actuales plantas desérticas, culminada hace 2.700 años.
Hasta ahora, la comunidad científica era partidaria de la teoría de un cambio brusco del Sahara, supuestamente convertido en un erial en unos pocos cientos de años. La hipótesis se basa, fundamentalmente, en el estudio de los sedimentos marinos del Atlántico ecuatorial, que conservan una parte de la historia del vecino continente.
Estos sedimentos oceánicos sugieren que el polvo procedente del norte de África aumentó de manera súbita hace unos 5.500 millones de años, como consecuencia de un telonazo del llamado Periodo Húmedo Africano.
Algunos modelos climáticos también apoyan la idea de un colapso abrupto de la vegetación y las precipitaciones , como indica en Science Jonathan A. Holmes, del Centro de Investigación del Cambio Medioambiental, en Londres. Para este científico, el estudio de Kröpelin no es la última palabra, pero sí un paso muy importante. Ya no tiene sentido, defiende, hacer más registros. Las localizaciones idóneas para hacerlos probablemente no existen.