Durante el Foro, los expertos han analizado los riesgos del suministro energético desde distintos puntos de vista: geológicos, geopolíticos, medioambientales, técnicos y económicos.
Desde el punto de vista de la oferta energética, la conclusión es que existen recursos energéticos suficientes; el problema es el ritmo al que se pueden poner a disposición de los mercados, fundamentalmente por las elevadas inversiones necesarias en infraestructuras de exploración, extracción, transporte y transformación, y también cada vez más por la disponibilidad de elementos químicos críticos energéticos
La escasez de oferta puede verse acentuada por la baja disponibilidad de técnicos adecuadamente preparados, y, en algunos casos, por problemas de inestabilidad política como los experimentados recientemente. En el Foro se ha llamado la atención sobre los sustanciales cambios que va a experimentar el componente geopolítico del mercado de combustibles fósiles en el futuro poniendo el foco en tres protagonistas China, la OPEP y Estados Unidos.
En cuanto a tecnologías, tanto de energías renovables, como de captura y almacenamiento de CO2 y nuclear, los expertos coinciden en que su desarrollo no avanza acorde con la urgencia del problema. Consideran que hay que incrementar de manera significativa la inversión en I+D que permita ofrecer soluciones alternativas a gran escala.
Actualmente no parece que existan riesgos elevados de falta de suministro físico, salvo incidentes esporádicos. Sin embargo, sí que existe un importante riesgo de precio: la ya comentada limitación en la oferta, sumada a un aumento muy significativo de la demanda de energía, especialmente en los países en desarrollo, está llevando a un incremento en los precios de la misma.
Por último, y en lo que se refiere al riesgo ambiental, los expertos también se plantearon la relación entre políticas contra el cambio climático y las políticas de seguridad energética. La conclusión fue que en el corto plazo las restricciones por políticas ambientales pueden reducir la disponibilidad de algunos recursos energéticos; y por otra parte los consumidores parecen priorizar la seguridad de suministro frente a los problemas ambientales. En el largo plazo es la estrategia de lucha contra el cambio climático la que establece el marco de referencia en el que deben diseñarse conjuntamente las políticas de seguridad energética y reducción de emisiones en Europa.
Principales conclusiones:
- Desde un primer momento debe primarse el ahorro y la eficiencia energética, la diversificación y flexibilización del suministro y la apuesta por las energías renovables.
- Deben desarrollarse las infraestructuras de redes de interconexión de electricidad y de gas, para que sea posible el concepto de seguridad energética europea y para flexibilizar la operación del sistema.
- Las políticas de seguridad energética y de lucha contra el cambio climático deben coordinarse, ya que las soluciones a estos problemas en el largo plazo tienen muchos elementos comunes.
- Es imprescindible el desarrollo de capital humano, el impulso a la investigación y la innovación, y una regulación estable, para disponer de soluciones a medio plazo.
- Hay que crear mercados y capacitar a los consumidores, con medios tecnológicos e información, para expresar, mediante su disponibilidad a pagar, el grado de seguridad energética que desean.
La situación en España
España presenta aspectos positivos y negativos respecto al riesgo de suministro energético: por un lado dependemos en mayor medida que los países de nuestro entorno de las importaciones energéticas, y la contribución de éstas al déficit comercial no hace sino aumentar; por otra parte, el suministro de gas está muy diversificado, con una penetración de gas licuado mucho mayor que en otros países de nuestro entorno, y existe una importante contribución de las energías renovables en el sector eléctrico.
Según los expertos, la pertenencia a la Unión Europea debiera aportar ventajas, por cuanto la estrategia de reducción del riesgo energético debería ser coordinada para aprovechar las ventajas de cada país, pero esto requiere unas infraestructuras de redes de interconexión de gas y electricidad que actualmente son muy insuficientes.