En tiempos de sequía, de contaminación y de un cada vez más evidente cambio climático, hay sectores de la sociedad que buscan alternativas y soluciones al problema del medio ambiente. Una de estas soluciones llega de la mano de la Asociación Vida Sana, que este año vuelve a organizar por decimoquinta vez la feria de productos ecológicos y consumo responsable, BioCultura.
Este año, la feria, que se inauguró el pasado jueves y concluye hoy en el Palau Sant Jordi, cuenta con más de 200 actividades y 700 expositores, entre los que se puede encontrar desde alimentos ecológicos hasta productos textiles, de higiene, viajes turísticos, bancas éticas e incluso, ofertas en energías renovables y métodos alternativos de educación.
En un intento de concienciación ciudadana, la feria quiere dirigirse también a los más pequeños de la casa para educarles desde la infancia en el consumo ecológico. «BioCultura lleva quince años, pero nos queda mucha vida por delante, porque estamos celebrando al mismo tiempo el Festival Ecológico de la Infancia, Mama Terra, que pretende iniciar a las nuevas generaciones en el consumo de productos ecológicos, porque ellos son nuestro futuro y en sus manos estará cuidar del planeta», comenta Àngels Parra, directora de la feria.
En este sentido, el festival Mama Terra quiere enseñar a través de juegos y del contacto con la naturaleza. «Hemos venido por nuestro hijo, queremos que aprenda la importancia de respetar el medio ambiente y mejor si lo hace divirtiéndose», confiesa Marita, que ha traído a su hijo David a conocer la oferta de la feria.
El sector de los productos ecológicos vive un buen momento, ya que, según Parra, en los últimos años el crecimiento ha sido considerable, llegando a representar entre un diez y un veinte por ciento de crecimiento anual. «El sector sigue en aumento y al estar al margen del mercado global, nos salvaremos de la crisis económica que está sufriendo ahora la economia mundial», explica la directora de BioCultura.
Para Àngels Parra, la actuación de las administraciones no es suficiente, a pesar de que este año la segunda teniente de alcalde, Inma Mayol, ha anunciado que el 0,7 por ciento de lo que se recaude en la feria, se destinará a compensar las emisiones de CO2 que haya podido comportar la actividad del certamen. «Estamos a la espera de que se apruebe el nuevo plan de acción de la Generalitat que pretende apoyar al sector, pero España es el noveno país mundial en producción ecológica y estamos a la cola en cuanto a consumidores, que significa que el Gobierno tiene que fortalecer de manera urgente el mercado interior y ayudarnos a desarrollar este tipo de agricultura».
«Negocio rentable»
Para la directora de la feria, este negocio es casi tan rentable como el resto y permite crecer de la misma manera que las otras empresas. Afirma además, que en cuestión de precios, el sector es económico. «El precio final al consumidor es el precio real del producto, y a la vez estás comprando más nutrientes y estás invirtiendo en salud y en medio ambiente», opina Parra. En cambio, el precio en el mercado de los productos ecológicos sigue siendo ligeramente superior. «El problema es que muchas veces los productos no son asequibles para todo el mundo y la gente puede llegar al transgénico por el precio, pero nunca tendrá la misma calidad», comenta Teresa Gutiérrez, una visitante.
En contra de los transgénicos
Durante la feria se ha dado a conocer la campaña promovida por una serie de productores para que Cataluña sea declarada territorio libre de productos transgénicos. En este sentido, piden firmas a los visitantes para conseguir el éxito de la campaña. «Los productos transgénicos son un gran peligro para la agricultura, para la salud y para el medio ambiente y existen estudios que corroboran que pueden provocar ciertos tipos de cáncer. Pero, ¿tenemos que enfermarnos o morir para comprobar que son dañinos? El Gobierno no debería dejar que se comercializasen», indica Parra.
Este año, la organización de la feria se ha propuesto alcanzar los 80.000 visitantes, superando en 4.000 los del año pasado. «Estamos muy contentos porque lograr este aumento en el número de visitantes no sólo sería un éxito para BioCultura, sino que significaría que más personas se acercan a este tipo de productos», comenta la directora de la feria.
La concienciación es la clave para un cambio de mentalidad necesario. «El ciudadano no puede permanecer pasivo ante los problemas del mundo y debe concienciarse de que parte de la solución está en los productos ecológicos», afirma Parra.