Trujillo está ubicado en la costa, en la zona baja de la cuenca del río Moche. En los últimos años, se ha observado el incremento de los oleajes, la crecida del nivel del mar y la erosión de las playas. El aumento de las precipitaciones, debido al fenómeno de “El Niño”, ha elevado el riesgo de inundaciones.
Otro efecto del cambio climático, la desglaciación, tendrá, según las previsiones, consecuencias palpables en el abastecimiento de agua en el futuro, con el agravante de que la mayor parte del agua que consume Trujillo, de origen glaciar, proviene de otro departamento.
Además de las consecuencias directas en los ecosistemas, la previsible escasez de agua tendrá impacto en la agricultura, la energía (el 60 por ciento de la producción es hidroeléctrica) y el empleo.
El aumento de la temperatura, unido a la presencia de lluvias y al inadecuado almacenamiento de agua, favorece la propagación de los vectores del dengue, la malaria y la peste bubónica.
Como siempre, los más vulnerables ante estas amenazas, por lo delicado de sus condiciones de vida y por su falta de información y menor capacidad de adaptación, son las personas más pobres.
Según el estudio El cambio climático y sus efectos en el Perú (Vargas, 2009), el aumento de 2°C en la temperatura y la variación en las precipitaciones del 20 por ciento para 2050, podrían suponer pérdidas superiores al 20 por ciento del Producto Bruto Interno de Perú.
Y a estos riesgos se suma la probabilidad de terremotos y tsunamis de gran intensidad, debido a las características tectónicas y sismológicas de la costa local.
Problemas y soluciones
Más allá de los riesgos naturales, la actividad humana contribuye a la degradación del entorno de diversas formas, desde el propio crecimiento urbano hasta el aumento del parque automotor, pasando por los vertidos por relaves mineros al río Moche. No son los únicos problemas: en la ciudad no existe una red de monitoreo de gases; la mitad del sistema de alcantarillado de Trujillo es obsoleto y está subdimensionado; no existen plantas de tratamiento de residuos sólidos ni relleno sanitario; casi el 20 por ciento de la población no cuenta con agua potable en sus hogares; y el 44 por ciento de la producción de agua se pierde en el sistema de conducción y distribución.
El análisis de los problemas y las necesidades va acompañado en el ECCO Trujillo de una batería de prioridades de acción, algunas de las cuales ya se han iniciado. Entre ellas, el despliegue de medidas de prevención en zonas de riesgo, la construcción de una planta de tratamiento de residuos sólidos, la mejora del tratamiento de las aguas residuales, o la expansión de la red de agua potable. El informe también apuesta por el transporte público, el control de las emisiones contaminantes, la protección y restauración de ecosistemas, la creación de viveros y de un refugio de fauna y la promoción de la inversión privada en proyectos de viviendas ecoeficientes, sin olvidar el trabajo en la concienciación de los ciudadanos.
El esfuerzo que ya realizan las autoridades nacionales, regionales y locales, en forma de leyes, creación de instituciones ambientales y aplicación de medidas, debe aumentar para avanzar hacia una ciudad sostenible, verde y eficiente, pero de nada servirá si no se redobla también la colaboración de la iniciativa privada y de la sociedad en su conjunto.
Según recoge dicho documento, es mucho lo que están haciendo las autoridades para mejorar las condiciones del terreno, del aire y del agua, pero el esfuerzo debe ser aún mayor para evitar, o al menos mitigar, los graves riesgos ambientales a los que se expone la zona.
Una herramienta útil y participativa
La metodología participativa aplicada por el PNUMA favoreció la inclusión de aportaciones de representantes de los distintos sectores públicos y privados, de organizaciones no gubernamentales, expertos, y de la ciudadanía en general.
El ECCO Trujillo no es un mero estudio, sino una herramienta que, en manos de los tomadores de decisiones, puede mejorar la ciudad, su entorno, y la vida de sus habitantes. Se trata, asimismo, de un análisis pionero, ya que es el segundo informe ECCO (Evaluación Ambiental y de Cambio Climático, por sus siglas en inglés). En otras palabras, es el segundo estudio ambiental de la serie GEO (Evaluación Ambiental Integrada, por sus siglas en inglés) en el que se aplican mecanismos para evaluar la vulnerabilidad y adaptación de los asentamientos humanos frente al cambio climático.
Precisamente, si no se combaten y previenen adecuadamente, los efectos de este fenómeno pueden ser devastadores en una ciudad especialmente vulnerable.
Para la elaboración de este informe, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) ha contado con la colaboración La Municipalidad Provincial de Trujillo, a través del recién creado Servicio de Gestión Ambiental de Trujillo (SEGAT), y de la Universidad César Vallejo.