“Esta crisis era predecible y fue predicha”, dice Pablo Manzano, Coordinador Global de la IMPS. “Se proponen regadíos y el abandono del pastoreo como solución para prevenir crisis futuras. Pero los análisis sobre el tema a menudo obvian los factores ecológicos, económicos y sociales que hacen que el pastoreo sea altamente sostenible en las tierras áridas”.
En la presente crisis del Cuerno de África, medios de comunicación y expertos en economía acusan al pastoralismo de ser un modo de vida sujeto periódicamente a crisis semejantes. Los regadíos se proponen como panacea pero incrementan la sobreexplotación del agua y exacerban los conflictos. El pastoreo móvil es un uso de la tierra mucho más racional, pues permite la explotación de recursos disperses en las zonas áridas y es también una herramienta importante para la adaptación al cambio climático.
Asegurar a las comunidades pastoriles la tenencia de la tierra es necesario para conservar los recursos, de manera que se puedan superar las sequías y se puedan recaudar insumos de capital para el desarrollo. Las estrategias a largo plazo se deben basar en permitir a la gente moverse con su ganado a través de fronteras artificiales, cosa que ha sido clave durante otras crisis alimentarias. Pero aunque la presente crisis fue predicha hace casi un año, no se ha tomado ninguna acción. Las hambrunas están más relacionadas con la inestabilidad política que con la cantidad de lluvia, y no suceden si no hay ya otros problemas en las áreas pastoriles.
“Las inversiones de los gobiernos y agencias de desarrollo en las tierras áridas deben ser reorientadas, teniendo en cuenta tanto las condiciones ecológicas como las capacidades locales”, añade Manzano. “Las inversiones deben incluir infraestructuras para exportar productos pastoriles, servicios financieros en áreas remotas, educación adaptada de alta calidad y formación para asegurar derechos sobre la tierra, idealmente adaptando la gestión tradicional a los marcos legales modernos”.
“La mayor parte de estas soluciones ya han sido adoptadas por los pastores mismos en diferentes partes del mundo, a menudo sin ayuda externa. Por las evidencias abrumadoras de todo el mundo está claro que utilizar las inversiones para apoyar el pastoreo, en vez de para reemplazarlo, es la única solución realista".
