Ocho años después, la marea antitrasvase volvió a Amposta para inundar sus calles. Esta vez contra la prolongación del minitrasvase del Ebro. Y con más fuerza que entonces, cuando el Plan Hidrológico Nacional era el estandarte a abatir. Ayer fueron más de 20.000 personas (30.000 según la organización y unas 7.000 según la policía local) las que clamaron contra el envío de agua del Ebro a Barcelona. Los participantes calificaron de traidor al tripartito y despotricaron de la interconexión de redes. La organización eligió dos lemas: Los trasvases no son la solución y La Catalunya engañada.
"El Govern debe tomar buena nota de lo que está pasando, esperamos que se ponga al servicio de la sociedad y no de determinadas empresas privadas", advirtió el líder de la Plataforma en Defensa de l Ebre, Manolo Tomás, que lanzó otro aviso: "Nosotros no tenemos ahora el apoyo de partidos políticos, pero vamos a llevar la lucha a las comarcas de Barcelona, y volveremos a tener a la sociedad civil de nuestro lado".
"Este decreto es una estafa, no tiene sentido, y la próxima semana iniciaremos la batalla jurídica en su contra", anunció Tomás. Emigdi Subirats, escritor local, leyó un manifiesto que exige al Gobierno central "la derogación del decreto de sequía" y al de la Generalitat, "la gestión sostenible del agua".
Delegación Republicana
Ni un símbolo partidista entre los participantes, varios de ellos cargos electos. Asistieron cargos locales de ICV y una numerosa delegación de alcaldes y concejales de ERC tras una pancarta en la que se podía leer No al trasvase. También estaban los críticos republicanos que optarán a dirigir Esquerra en su congreso. Estuvieron presentes el líder de Reagrupament.cat, Joan Carretero, y Uriel Bertran y Jaume Renyer, los dos últimos candidatos de la corriente Esquerra Independentista. Carretero lamentó que ERC no se haya opuesto al minitrasvase: "Las tierras del Ebre eran un baluarte de los republicanos gracias a nuestro antitrasvasismo".
Bertran reclamó la suspensión de la obra, que, dijo, podría permitir enviar agua a Valencia y Murcia.Marta Cid, concejala de Amposta y exconsellera de Educació, presentó un matiz: destacó que la interconexión podía servir para que caudales de la desalinizadora de Cunit pudieran alimentar el Camp de Tarragona y hasta el Ebro, por lo que, dijo, "no es una obra contradictoria con los postulados de ERC". Sin embargo, destacó que las últimas lluvias justificarían que el Govern se replanteara el decreto sobre la sequía.
Los concejales y alcaldes republicanos se mostraron críticos con el Govern y en algunos casos con su partido. Josep Andreu, alcalde de Montblanc (Conca de Barberà), se solidarizó con sus homólogos del Ebro y dijo confiar en que "la demostración de fuerza" de ayer provoque cambios. Pere Muñoz, alcalde de Flix y senador de la Entesa, fue contundente: "La interconexión de redes es un trasvase del Ebro".
Muñoz, como Daniel Andreu, alcalde de L Aldea, y Ricard Forès, edil de Tortosa, dijo que defiende el territorio aunque implique distanciarse del partido.Jaume Forcadell, concejal de ICV en Tortosa y que renunció a su puesto en el Consorcio de Aguas de Tarragona (CAT) la pasada semana, estuvo en la manifestación junto con militantes de su partido: "Decimos no al trasvase y sí al territorio".
Apoyo de Mas
Entre los cargos de CiU que acudieron a la marcha destacaron varios ediles de Tortosa. Uno, Joan Cabayol, atribuyó al tripartito una campaña para que los catalanes creyeran que falta agua en Barcelona: "Todo es un engaño y nos han tomado el pelo". Y desde Barcelona, el líder de CiU, Artur Mas, mostró su comprensión con los manifestantes de Amposta: "La gente se siente engañada por el tripartito".