Las conclusiones del informe final, con las que el equipo internacional completa la evaluación de los planes de rehabilitación puestos en marcha por las autoridades japonesas, establecen 9 reconocimientos y 12 recomendaciones.

Reconocimientos

  • Eficiencia y rapidez del programa de rehabilitación, en el que se han empleado los recursos legales, tecnológicos y económicos adecuados, y se ha priorizado la atención de los niños y las áreas que frecuentan.
  • Efectividad del equipo de descontaminación, formado por el ministerio de Medio Ambiente y las autoridades locales, con el apoyo técnico de la Agencia de Energía Atómica de Japón.
  • La elaboración de una Ley sobre medidas especiales, con la participación de todos los actores afectados.
  • Compromiso de las autoridades e instituciones, así como la implicación en el proceso de ciudadanos voluntarios.
  • El papel desempeñado por la Agencia de Energía Atómica de Japón en la información y participación del público, considerando las necesidades de los residentes.
  • Puesta en marcha de proyectos de demostración, que sirven como apoyo en la toma de decisiones y permiten comprobar la conveniencia de utilizar unas técnicas u otras en función de los objetivos.
  • Establecimiento de sistemas de vigilancia de la radiación ambiental que permiten manejar información tiempo real.
  • Respuesta preventiva en la fase urgente de la emergencia, restringiendo el consumo de alimentos y agricultura.
  • Rehabilitación realizada en más de 400 escuelas.

Recomendaciones

  • Ceñirse a los criterios internacionales para optimizar la toma de decisiones para adoptar las medidas de rehabilitación que sean más óptimas en cada caso, en función de las circunstancias específicas, y evitar tomar valores de referencia demasiado conservadores que pudieran llevar a desarrollar actividades de descontaminación contraproducentes.
  • Reforzar la coordinación entre el gobierno central, las prefecturas y los municipios afectados.
  • Continuar reforzando la cooperación y la implicación de otros actores y partes interesadas, como las universidades.
  • Indicar adecuadamente los accesos al área de realojamiento, así como las medidas de precaución que se deben tomar al entrar en ella.
  • Evitar la clasificación como residuo radiactivo de aquellos materiales cuyos niveles de contaminación sólo podrían dar lugar a dosis que no requieren medidas de protección especiales.
  • Marcar como objetivo claro la reducción de dosis, y no tanto la eliminación total de la contaminación cuando esta medida no contribuya significativamente a la reducción de las dosis al público.
  • Definir un plan de gestión de datos para recopilar toda la información generada en los diferentes programas de vigilancia ambiental que se llevan a cabo.
  • En lo que se refiere a la rehabilitación de las zonas agrícolas, tomar como referencia los factores de transferencia de la radiactividad entre el suelo y las plantas establecidos por el OIEA e intentar utilizarlos en la próxima cosecha.
  • En las áreas urbanas, seguir los criterios aceptados internacionalmente y gestionar los residuos con valores más bajos de radiactividad mediante las infraestructuras municipales e industriales preparadas a tal efecto.
  • Evaluar la conveniencia de invertir esfuerzos y recursos en descontaminar completamente las áreas forestales, teniendo en cuenta el factor de reducción de dosis.
  • Continuar con la monitorización de los sistemas de agua.
  • Búsqueda de almacenes definitivos para los residuos radiactivos por parte del gobierno central de Japón, en colaboración con los gobiernos locales y demás actores implicados.

Juan Carlos Lentijo, team-leader de la misión, ha destacado “el buen trabajo que a todos los niveles se está realizando en Japón en lo que se refiere a la rehabilitación medioambiental”. El informe final de la misión anima a Japón a continuar con las acciones de remedio y recomienda a las autoridades competentes que tengan en cuenta las pautas establecidas por los expertos internacionales.

En este sentido, Lentijo insiste en el hecho de que en las primeras fases del accidente las autoridades reaccionaron adecuadamente, adoptando actuaciones basadas en un alto nivel de prevención, siendo conveniente en estos momentos utilizar los criterios internacionales para abordar la clasificación y la gestión de los residuos de forma más acorde con los riesgos reales que representan. “Deben adoptarse las medidas de rehabilitación óptimas, basadas en los resultados de las evaluaciones realizadas en cada situación específica”, señala el director técnico del CSN.



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