Actualmente, solo están en funcionamiento dos de los 54 reactores que hay en Japón. El último reactor activo con el que cuenta la Compañía de Energía Eléctrica de Tokio (TEPCO), responsable de la planta de Fukushima-1, se detendrá el próximo 26 de marzo para realizar labores de mantenimiento, mientras que la unidad número 3 de la central de Tomari, de la Compañía de Energía Eléctrica de Hokkaido, se cerrará a finales de abril o principios de mayo por el mismo motivo.
Los reactores apagados hasta ahora para realizar trabajos de mantenimiento no se han vuelto a poner en funcionamiento porque deben superar nuevas pruebas de seguridad y recibir la aprobación del Gobierno central y las autoridades locales.
"Un equilibrio algo ajustado entre oferta y demanda (de electricidad) no puede afectar a nuestro criterio sobre la seguridad nuclear", ha indicado Edano en el Parlamento. "Es bastante probable que este verano ningún reactor haya reanudado su actividad", ha añadido.
El ministro dijo el pasado enero que se podrán evitar los cortes de electricidad obligatorios que se produjeron el verano pasado incluso aunque todos los reactores estén apagados. Sin embargo, algunas empresas, como las que fabrican acero, están ejerciendo presión para que se reactiven algunos reactores.
Ningún reactor puede volver a funcionar si no supera una serie de pruebas de resistencia que confirmen que puede soportar terremotos y tsunamis como los del 11 de marzo, que provocaron fugas radiactivas en Fukushima-1 que contaminaron la zona. Después, los ministros deben dar su visto bueno y los gobiernos locales deben.
El desastre nuclear del año pasado ha obligado a Japón- que antes obtenía el 30 por ciento de la electricidad que consume de las centrales atómicas- a importar más petróleo y gas natural licuado.