Así, el responsable del programa de conservación de especies de WWF España (como se llama en la actualidad la ONG), Luis Suárez, ha explicado a Europa Press que "a la mayor brevedad, pero aún sin fecha" todos los mensajes que se están recogiendo sobre el "episodio de la caza de elefantes" se van a transmitir a la Casa Real, con la que hablarán el asunto "directamente".

Además, ha señalado que, en el momento de la constitución de la ONG en 1968, se buscaba una figura de máxima relevancia política y social, en un momento en el que la conservación del medio ambiente no era un tema importante en la sociedad española.

"Nos pareció que (don Juan Carlos) era un magnífico embajador y, desde entonces, lo ha venido siendo", ha manifestado, al tiempo que ha reconocido que, en 1968, ya se conocía la afición por el deporte cinegético del monarca, algo que no impidió que fuera nombrado Presidente Honorífico de la organización cuando esta se fundó, el 30 de julio de 1968, cuando aún era Príncipe de España.

Respecto a la polémica creada, Suárez considera que se ha producido porque el elefante es un "icono de conservación", una especie "bandera" que supone un elemento clave en la conservación, no tanto por el grado de amenaza de la propia especie, ya que en muchas partes de África hay poblaciones muy importantes, sino porque es un "emblema" desde el punto de vista de conservación del hábitat y otras especies asociadas.

"Por eso el impacto es mucho mayor que practicar la caza con cualquier otra especie, siendo una actividad legal y que en muchos casos puede ser una herramienta de conservación", ha agregado.

Permitida en cuatro países de África

Asimismo, ha precisado que el elefante africano está incluido en el apéndice I del Convenio CITES de especies amenazadas en todo el continente salvo en cuatro países (Botswana, Namibia, Sudáfrica y Zimbabue), por lo que su caza o comercio de cualquier producto derivado está prohibido.

Sin embargo, estos cuatro países, que albergan dos tercios de la población africana de elefantes, figuran en el apéndice II del Convenio CITES.

Por ello, su caza y comercio, y el de su marfil, está regulado y bajo control, al tiempo que ha precisado que, cada dos años en la reunión de CITES, se actualizan y valoran las cantidades que cada país puede exportar tanto de animales como de marfil almacenado. De hecho, ha recordado que hace dos años Zambia pidió exportar marfil y no se le permitió porque no tiene un plan de gestión, a diferencia de estos cuatro países.

En este sentido ha afirmado que, en los cuatro países donde se permite la caza de elefantes, entre otros animales, tanto las especies como los cupos permitidos de "todas" las actividades y safaris organizados están "estrictamente controlados" por las autoridades legales, por lo que ha insistido en que "no generan ningún problema de conservación". Para Suárez, las matanzas y el comercio ilegal son "diferentes", ya que llevan asociados la destrucción del hábitat y son prácticas constantemente denunciadas por WWF.

Finalmente, ha aclarado que WWF "no valora la actividad privada de la Casa Real" y menos sobre una actividad legal que se practica dentro y fuera de España, donde ha destacado que hay "un mercado muy importante".



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