Tal y como muestran las cifras oficiales y lejos de disminuir, los montes cada año sufren un número mayor de incendios. Según el Ministerio de Medio Ambiente, tan solo en 2010 se produjeron en Asturias y Cantabria 2.626 incendios que destruyeron 14.612 hectáreas de suelo forestal. Pero la principal amenaza de estos incendios no se deriva de las enormes superficies afectadas, sino de la recurrencia con que determinados ecosistemas se ven afectados por el fuego.
Desgraciadamente, estos sucesos tienen consecuencias importantes sobre la biodiversidad y el suelo y no hacen sino acelerar los procesos de erosión y pérdida de suelo, además de originar una degradación paulatina del monte.
Otros efectos también muy nocivos son la contaminación atmosférica, debido a la gran cantidad de CO2 que emiten estos incendios, y el enturbamiento de los ríos, con sus consecuencias sobre especies tan emblemáticas como es el Salmón atlántico.
Estrategia basada en la prevención
Debe hacerse un esfuerzo mayor en la prevención y no destinar la mayoría de fondos al modelo actual basado en la extinción. Esta nueva estrategia debe centrarse en incidir en las causas estructurales de los incendios forestales, que sobre todo tienen que ver con los aprovechamientos ganaderos de nuestros montes y el arraigo cultural de estas prácticas. Deben introducirse nuevos conceptos que incluyan, por ejemplo, al fuego como elemento de gestión del territorio y así acabar con el uso incontrolado y clandestino que tan malas consecuencias nos está trayendo.
Para Felipe González, de SEO/BirdLife: “Estamos convencidos de que, si los habitantes de los montes de la cordillera cantábrica jugaran un papel central en el nuevo modelo de lucha contra el fuego, se pondría fin a esta catástrofe ambiental que año tras año se produce en nuestra cordillera”.
Elías Bayarri, presidente de PROFOR, Asociación de profesionales forestales de España, comenta que “es necesaria una reflexión profunda en la sociedad, que permita sentar las bases para el trabajo conjunto y coordinado de todos los actores implicados: administración, ganaderos, habitantes del mundo rural, ONG de conservación y ciudadanos en general”.
Los planes de Energías Renovables primer instrumento de lucha contra los incendios forestales
SEO/BirdLife y PROFOR han redactado un manifiesto que sirva como base para la redacción de los Planes de Gestión del riesgo de incendio de las diferentes CCAA y que parta de la filosofía de integración del uso del fuego en las estrategias de prevención y extinción de los incendios forestales, promoviendo sus efectos positivos (a través de las quemas controladas y la convivencia con las formas tradicionales de uso del fuego) y reduciendo sus impactos negativos.
El documento contiene una veintena de medidas que buscan un aprovechamiento sostenible de los montes, fomentando medidas que conduzcan a la disminución de la carga de combustible, por ejemplo, a través del fomento del pastoreo extensivo con la creación de “rebaños bombero” o de su aprovechamiento energético en centrales de biomasa, por lo que los planes de Energías Renovables de las comunidades autónomas deberían de ser, sin duda, el primer instrumento de lucha contra los incendios forestales.
Reforzar la prevención en las zonas con más riesgo
En el occidente de la Cordillera Cantábrica, muchos fuegos están ocurriendo en zonas despobladas, donde sus habitantes utilizan los fuegos como método de limpieza de los montes, por lo que habría que incidir en hacer estos trabajos de limpieza en los alrededores de los pueblos y caminos rurales, que son las zonas donde se suelen iniciar muchos de los incendios.
La importancia de reforzar la prevención radica también en proteger a las personas que luchan contra los incendios. Por eso, hoy se rinde un homenaje a aquellos que se juegan la vida contra el fuego. El Día Internacional del Combatiente de Incendios Forestales se celebra desde diciembre de 1998, a raíz de un accidente ocurrido en el incendio Linton (Canadá), donde perdieron la vida cinco brigadistas forestales.