"Cualquier partícula vertida en las aguas entre Canarias y África, más al norte o incluso en un punto situado más al sur del  archipiélago, alcanzará en una probabilidad muy alta los ecosistemas canarios, pudiendo no solo llegar a las costas de Fuerteventura, Lanzarote o Gran Canaria sino también a las islas más alejadas como La Gomera o El Hierro", resaltó Santiago Hernández, Catedrático de Zoología de la ULPGC, durante su participación en la Conferencia Atlántica de Medio Ambiente celebrada en Fuerteventura.

Para este experto, la dinámica de las corrientes marinas entre Canarias y África "es mucho más complicada que la visión simplista" de una corriente, que como los vientos alisios, viaja de norte a sur.

Hernández lleva más de 20 años estudiando el comportamiento de elementos biológicos marinos como el fitoplancton, el zooplancton o las larvas de peces, que no tienen capacidad propia para desplazarse en el mar, y ha elaborado, junto a su equipo de investigación, "modelos de deriva oceánica que permiten predecir con meses de antelación cuáles serán las especies de peces que abastecerán a los pescadores tradicionales frente a las costas de las islas".

Añadió que el afloramiento de huevos del banco canario-sahariano genera modelos que "son extrapolables a cualquier otro tipo de material", afirmando que, de producirse un vertido de petróleo, se puede  "saber cuántos días tardará en llegar a Canarias o si alcanzará la costa africana con una gran exactitud".

Asimismo, la observación por satélite, el seguimiento de las larvas o la utilización de sondas flotantes a media agua son algunas de las técnicas que han permitido elaborar un sistema de predicción "tan acertado" a este zoólogo y sus compañeros de la ULPGC, junto a variables como la temperatura del mar o la salinidad del agua marina.

En este sentido, la representación de los modelos de desplazamientos larvarios en gráficas y dinámicas de corrientes marinas en movimiento fue un argumento "esclarecedor" para poder comprobar la "gran complejidad" de la deriva marina en el entorno del archipiélago.

"En el mar existen remolinos y filamentos que se dirigen, según la corriente, en una dirección u otra. Los cetáceos o los bancos de atunes conocen perfectamente estas corrientes y las utilizan para desplazarse hasta cualquier zona, según les interese. Navegan siempre con la corriente en la popa para ahorrar energía y utilizan la deriva marina para dirigirse hacia cualquier sitio", indicó.



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