De ellas se deduce que la Tierra superará la barrera de los dos grados antes de que finalice el siglo si no se detienen las emisiones de gases de efecto invernadero. El estudio fue financiado en parte por los proyectos Watch ("Agua y cambio global") y Ensembles ("Sistema de predicción por conjuntos de cambios climáticos y sus repercusiones"). Ambos recibieron fondos del área temática "Ciencias de la vida, genómica y biotecnología aplicadas a la salud" del Sexto Programa Marco (6PM) de la Unión Europea por valor de cerca de 10 millones de euros y 15 millones de euros respectivamente.

Si las predicciones del modelo se demuestran correctas, es decir, un calentamiento terrestre durante los próximos 38 años de 3 grados en relación a la media del periodo comprendido entre 1861-1900, supondrá la mayor velocidad de calentamiento de la historia.

"Sólo mediante la ejecución de una cantidad enorme de simulaciones -mediante versiones de modelos elegidas a propósito para que muestren una gama de comportamientos concretos- es posible controlar la incertidumbre que presenta un sistema complejo como nuestro clima", afirmó el Dr. Dan Rowlands del Departamento de Física de la Universidad de Oxford (Reino Unido) y autor principal del estudio. "Nuestro trabajo fue posible gracias a que miles de voluntarios donaron horas de computación de sus ordenadores personales para ejecutar estas simulaciones".

Por su parte, el profesor Myles Allen de la Escuela de Geografía y Medio Ambiente de Oxford y del Departamento de Física declaró: "La mayoría de las predicciones sobre el calentamiento global se basan en los distintos resultados que aportan grupos diferentes de todo el planeta para la comparación de modelos. Estos grupos no se detienen a explorar la incertidumbre al completo y por tanto es necesario contar con estudios como el nuestro".

Según Ben Booth, perteneciente al Centro Hadley de la Oficina Meteorológica del Reino Unido y coautor del estudio, investigadores de todo el mundo han calculado y dedicado esfuerzo a aclarar las consecuencias de las incertidumbres climáticas sobre las previsiones climáticas. "Este trabajo, probablemente el más ambicioso hasta la fecha, ilustra la importante contribución que está realizando la participación científica ciudadana en este campo", afirmó el Dr. Booth.

Este tipo de configuraciones suponen una herramienta innovadora para los investigadores dedicados a averiguar qué podría suceder en un futuro. Además "proporcionan un nuevo recurso de gran interés para las comunidades dedicadas al impacto del cambio climático y a la adaptación al mismo", confesó Dave Frame de la Universidad Victoria de Wellington, quien también es profesor visitante de la Escuela Smith de Empresa y Medio Ambiente de la Universidad de Oxford.



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