El pasado 10 de octubre, después de tres meses de continuos seísmos, se inició la erupción volcánica submarina al sur de la isla de El Hierro. Durante la creación del nuevo volcán, se produjo la expulsión de una gran cantidad de material magmático y gases que modificaron significativamente las propiedades físico-químicas de las aguas.
Un equipo multidisciplinar formado por más de veinte investigadores del Instituto Español de Oceanografía (IEO), la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y el Instituto Geográfico Nacional trabajaron de forma conjunta durante más de siete meses y llevaron a cabo cinco campañas oceanográficas a bordo del buque Ramón Margalef.
Estas investigaciones, lideradas por Eugenio Fraile-Nuez, investigador del Centro Oceanográfico de Canarias del IEO, tuvieron el objetivo fundamental de caracterizar las condiciones físico-químicas de las aguas afectadas y evaluar el impacto sobre los organismos marinos.
Los resultados de este trabajo los publicó ayer la revista Scientific Report, perteneciente a la prestigiosa editorial Nature.
El trabajo muestra un calentamiento, acidificación y disminución de oxígeno muy significativos en las aguas afectadas por las emisiones volcánicas. Concretamente, las aguas aumentaron su temperatura hasta 18.8°C, disminuyó el pH en hasta 3 unidades -equivalente a una concentración de ácidos 1.000 veces superior a los valores normales- y descendió la concentración de oxígeno disuelto hasta un 90-100%.
Estas alteraciones ambientales extremas provocaron diferentes respuestas en los organismos marinos: desde la selección de especies de fitoplancton adaptadas a vivir en altas temperaturas y altas concentraciones de cobre, las cuales aumentaron considerablemente sus poblaciones, hasta la mortandad masiva de peces.
En el artículo, publicado bajo el título “Erupción volcánica submarina en la isla de El Hierro: perturbación físico-química y respuesta biológica”, los autores alertan de las semejanzas entre un ecosistema modificado drásticamente por la acción de una erupción volcánica y el posible escenario que podría dominar los océanos debido al aumento creciente de CO2 en la atmósfera.
Los autores insisten en este hecho y apuntan que los cambios observados en las aguas entorno a la erupción ayudarán a entender cómo los organismos marinos pueden reaccionar ante la implacable acción del cambio climático.