"El ahorro en combustible será tan grande que en dos o tres años se habrá amortizado la inversión", ha asegurado en rueda de prensa la comisaria responsable de Cambio Climático, Connie Hedegaard, quién ha defendido los objetivos de reducción de CO2 para los fabricantes, pese a las "presiones" sufridas en los últimos tiempos para revisarlos a la baja.
El Ejecutivo comunitario plantea una reducción media para los turismos nuevos hasta 95 gramos de CO2 por kilometro (g CO2/km) en 2020, a partir de los 135,7 gramos fijados para 2011, y apuesta por un objetivo obligatorio de 130 gramos en 2015.
Para las furgonetas, pide reducir de la emisión contaminante de 181,4 gramos en 2010 a 147 gramos en 2020, con un objetivo obligatorio de 175 gramos en 2017.
Se trata de cifras ya previstas por la legislación comunitaria, aunque Bruselas propone ahora una metodología nueva para lograrlas y necesita el visto bueno del Consejo y del Parlamento Europeo para su aprobación.
La comisaria ha insistido en su comparecencia ante los medios que los análisis técnicos y económicos realizados demuestran que esta fórmula es "la más eficaz" para reducir las emisiones, teniendo en cuenta también el factor de los costes.
"Veremos que es más fácil y más barato que lo que decían los fabricantes en un principio", ha defendido Hedegaard, para más tarde subrayar la determinación de Bruselas por mantener los objetivos de reducción pese a dos años de crisis económica y a las "muchas presiones" recibidas para "aligerar" unas cifras que considera "viables".
También ha restado importancia a que los fabricantes repercutan en el precio del vehículo los esfuerzos para cumplir estos objetivos y ha recalcado el ahorro en combustible que supondrá para los usuarios. Un coche nuevo ahorrará el primer año 340 euros en gasolina (464 si es diesel), lo que supondrá un ahorro total de hasta 3.836 euros durante la vida útil del vehículo.
En el caso de las furgonetas, el ahorro medio en combustible será de unos 400 euros, esto es, entre 3.363 y 4.564 euros durante la vida útil del vehículo (estimada en 13 años).
Greenpeace
Sin embargo, la organización ecologista Greenpeace ha criticado este miércoles las medidas, porque considera los objetivos "débiles" al tiempo que ha emplazado al Parlamento Europeo y a los 27 -con quien Bruselas debe negociar estas cifras- a fijar máximos más bajos.
En concreto, Greenpeace apuesta por limitar a 80 gramos de CO2 por kilómetro la emisión de los coches en 2020 y reducir este máximo hasta los 60 gramos en el horizonte de 2025.
El Ejecutivo comunitario mantiene su propuesta de reducir de media a 95 gramos por kilómetro la emisión contaminante de los coches nuevos en 2020, a partir de los 135,7 gramos fijados para 2011, y apuesta por un objetivo intermedio obligatorio de 130 gramos en 2015.
Para las furgonetas, pide reducir de la emisión contaminante de 181,4 gramos en 2010 a 147 gramos en 2020, con un objetivo obligatorio de 175 gramos en 2017.
En opinión de Greenpeace, la propuesta de Bruselas "lleva la huella del lobby automovilístico" y califica de "muy débiles" los máximos fijados y confían en que puedan ser enmendados en las negociaciones pendientes con la Eurocámara y el Consejo.
También critica que no se fijen marcas para el horizonte de 2025 porque considera que ello hará decaer los esfuerzos en innovación tecnológica por parte de la industria europea, "amenazando la competitividad de los coches europeos en un mercado global". "Europa es actualmente líder mundial en eficiencia en vehículos, pero Estados Unidos y China están alcanzándole", advierte Greenpeace en un comunicado.