En línea con la preocupación generalizada por las cuestiones ambientales, la iniciativa Clean Space tiene como objetivo reducir el impacto medioambiental de las actividades espaciales europeas, reduciendo la generación de residuos y la contaminación, tanto en la Tierra como en el espacio.
La industria está ayudando a la ESA a redactar un plan para el desarrollo de tecnologías Clean Space: nuevas herramientas para evaluar el impacto medioambiental, sustitutos más ecológicos de procesos y materiales, y nuevas técnicas para frenar la generación de más basura espacial, y para retirar la que existe actualmente en órbita.
El Director General de la ESA, Jean-Jacques Dordain, destacó que la implementación de Clean Space es uno de los principales objetivos de la Agenda 2015, el próximo plan de acción de la Agencia: “Si estamos convencidos de que la infraestructura espacial será cada vez más necesaria, tenemos la obligación de dejar el espacio a las próximas generaciones tal y como lo encontramos: impecable”.
“Se podría decir que Clean Space no es un nuevo programa, sino una nueva forma de diseñar todos los programas de la ESA. Me gustaría que la ESA se convirtiese en un modelo a seguir en este ámbito. Esta es una tarea que no podemos completar solos, necesitamos la ayuda de todas las partes implicadas. Todo el sector espacial tiene que estar con nosotros en esto”, afirma Dordain.
ESTEC, el centro tecnológico de la ESA en Noordwijk, Países Bajos, acogió un taller sobre la iniciativa Clean Space el pasado mes de junio, organizado de forma conjunta por la ESA y por la asociación industrial Eurospace.
En la Tierra: proyectos espaciales más limpios
Aquí en la Tierra, Clean Space pretende evaluar el impacto medioambiental de los proyectos espaciales, y monitorizar los efectos de la nueva legislación sobre la industria espacial – las leyes medioambientales evolucionan rápidamente.
Los análisis del ciclo de vida completo serán una importante herramienta para evaluar el impacto de las tecnologías espaciales sobre el medioambiente, desde su diseño y fabricación a su eliminación al final de su vida útil.
En el taller celebrado en ESTEC, la consultora medioambiental BIO Intelligence Services mostró cómo los análisis del ciclo de vida son una herramienta ampliamente utilizada en otros sectores industriales.
Nuevos procesos industriales, tales como la “fabricación aditiva”, en la que las estructuras se construyen capa por capa, o la “soldadura por fricción-agitación”, que permite una temperatura de soldadura más baja, permiten utilizar menos materiales y menos energía para producir resultados de mayor calidad.
Al reducir la necesidad de la eliminación de residuos, una parte normalmente muy costosa de cualquier proyecto, todos ganan: el fabricante de cohetes Safran está trabajando en un proceso biológico para desintegrar los residuos tóxicos de los combustibles sólidos.
En el espacio: cuanto más limpio, más seguro
En la película “Gravity”, una nube letal de fragmentos de basura espacial rodea a la Tierra tras una cadena de colisiones en órbita.
En la vida real, de los más de 6.000 satélites lanzados desde el comienzo de la Era Espacial, menos de 1.000 continúan operativos. El resto ha reentrado en la atmósfera o continúa en órbita abandonado, con un alto riesgo de generar nuevos fragmentos de basura espacial si sus baterías o el combustible que queda en sus depósitos llegasen a explotar.
Sobrevolando la Tierra a una velocidad de 7.5 km/s, o incluso más, hasta un tornillo de apenas 2 cm tiene un “diámetro letal” suficiente como para destruir a un satélite.
En el taller de Clean Space se discutieron distintas técnicas para minimizar la permanencia en órbita de los satélites al final de su vida útil, tales como EDTs o velas solares que ayudarían a traerlos de vuelta a la Tierra en menos de 25 años.
La reentrada de los satélites en la atmósfera terrestre también necesita ser un proceso más seguro – en ocasiones, fragmentos de satélites llegan intactos hasta el suelo. El nuevo concepto “design for demise” pretende evitar que esto suceda.
Pero incluso si a partir de mañana no se volviese a lanzar ningún satélite, las simulaciones muestran que los niveles de fragmentos en órbita continuarían aumentando. Esto implica que es necesario disponer de algún sistema para retirar los fragmentos actualmente en órbita, que podrían consistir en misiones robóticas diseñadas para reparar o desorbitar los satélites inoperativos.