Mientras los mercados internacionales de productos agrícolas parecen haber entrado en una fase de mayor estabilidad después de los niveles récord del año pasado, se prevé que los precios de los alimentos básicos permanezcan en una media más elevada en la próxima década, sostenidos por una demanda que se mantiene firme y una desaceleración de la producción mundial, según el último informe Perspectivas agrícolas OCDE-FAO.
El informe sugiere que el crecimiento demográfico, un mayor ingreso per cápita, la migración urbana y los cambios en los hábitos alimentarios en los países en desarrollo, junto a la demanda creciente de materias primas para biocombustibles, sostienen la fuerza de la demanda. Al mismo tiempo, la producción agrícola en los países exportadores tradicionales desarrollados ha sido lenta en responder al aumento de los precios en la última década. La mayor demanda se atenderá cada vez más con suministros que llegan al mercado a un costo más elevado. Con una extensión de tierras agrícolas que se prevé aumente sólo ligeramente en la próxima década, la producción adicional tendrá que provenir de una mayor productividad, que se logrará, por ejemplo, reduciendo las brechas de productividad en los países en desarrollo, según el informe
El informe anticipa que el crecimiento de la producción agrícola se reducirá a un promedio de 1,7% anual en los próximos 10 años, frente a una tasa de más del 2% anual en las últimas décadas. Un mayor coste de los insumos, recursos cada vez más limitados, la creciente presión ambiental y el impacto del cambio climático son factores todos que llevarán a una reducción del volumen de suministros. Gran parte del crecimiento previsto provendrá de los países en desarrollo, que cada vez tendrán un papel más dominante en la mayoría de los productos agrícolas, así como un rol más importante en el comercio de productos básicos.
"El aumento de la productividad, el crecimiento verde y unos mercados más abiertos serán esenciales para poder atender las necesidades alimentarias y nutricionales de las generaciones futuras", aseguró el Secretario General de la OCDE, Angel Gurría. "Los gobiernos deben renunciar -añadió- a las prácticas que distorsionan el comercio y crear un entorno favorable para una agricultura próspera y sostenible, apoyada por el aumento de la productividad. Hemos puesto de relieve muchas de estas cuestiones en nuestro trabajo sobre seguridad alimentaria para el G-20 y la presente edición de Perspectivas agrícolas aporta un nuevo análisis y recomendaciones importantes para los gobiernos".
"Para los consumidores, especialmente para los millones de personas que viven en la extrema pobreza, los altos precios de los alimentos les han supuesto dificultades considerables. Tenemos que redoblar nuestros esfuerzos por reducir el número de personas que sufren hambre. Debemos centrarnos en potenciar el crecimiento sostenible de la productividad, especialmente en los países en desarrollo y en los pequeños productores", afirmó el Director General de FAO, José Graziano da Silva. "Los altos precios reales de los productos agrícolas -añadió- suponen mayores incentivos para los campesinos y el desarrollo rural, especialmente cuando los mercados están abiertos y los mecanismos de precios funcionan bien, y donde los agricultores tienen también capacidad de respuesta".
Preocupación por la sostenibilidad
Perspectivas agrícolas indica que el 25% de todas las tierras agrícolas está altamente degradado. La grave escasez de agua en la agricultura es un hecho para muchos países. Muchos bancos pesqueros están sobreexplotados o en riesgo de estarlo. Existe un consenso creciente de que los fenómenos meteorológicos extremos se están haciendo cada vez más frecuentes y los patrones climáticos están cambiando en muchas partes del mundo.
Más allá de su llamamiento a favor de políticas complementarias para hacer frente a la productividad y la sostenibilidad, el informe presentado hoy reconoce que el sector privado desempeñará un papel principal en la agricultura en el futuro. Los gobiernos deberían fomentar mejores prácticas agrícolas, crear el entorno comercial, técnico y normativo adecuado y fortalecer los sistemas de innovación agrícola (por ejemplo, investigación, educación, extensión, infraestructuras, etc.), con especial atención a las necesidades específicas de los pequeños agricultores.
Crear el entorno adecuado significa también asegurar que el entorno empresarial es propicio para las inversiones nacionales y extranjeras, por lo que los gobiernos deben limitar las restricciones comerciales, así como los planes de apoyo interno que distorsionan los incentivos para la producción y la inversión agrícolas. Es necesario desarrollar sistemas nacionales de inversión e incrementar la ayuda al desarrollo a la agricultura para I+D, la adopción de las innovaciones y el desarrollo de las infraestructuras, señala el informe.
Los países en desarrollo deberían promover la inversión en infraestructura agrícola en las zonas rurales para mejorar los sistemas de almacenamiento, transporte e irrigación, así como los sistemas de electrificación, información y comunicación. La inversión en capital humano es igualmente importante y depende de un mayor gasto público en asistencia sanitaria, educación y formación.
Estas políticas deberían también abordar la reducción de la pérdida y el desperdicio de alimentos, -que un reciente estudio de la FAO calcula en aproximadamente un tercio de los alimentos producidos para el consumo humano-, con el fin de limitar la necesidad de aumentar la producción y conservar los recursos.