La IAP también incluye la formación de los usuarios en la construcción y gestión de los trabajos para garantizar su mantenimiento y sostenibilidad a lo largo del tiempo.
En el último año, estos sistemas que se han puesto en marcha en ciudades como Managua (Nicaragua) con la autoconstrucción de un canal que hace circular las aguas residuales por debajo de las piedras, evitando su estancamiento y el contacto directo con las personas en una calle de 20 viviendas, han sido también demandados por pequeños y medianos pueblos de España que se encuentran sin recursos económicos por causa de la crisis económica actual.
El responsable del Grupo TAR, el catedrático Julián Lebrato Martínez, explica que con la IAP se da solución a necesidades como el transporte de agua, el tratamiento de aguas de consumo humano y de aguas residuales, el saneamiento de aguas negras, así como el aprovechamiento de aguas saladas y salobres, sin grandes infraestructuras ni inversión económica sino recuperando los sistemas tradicionales a base de piedras y jugando con la entrada y la salida del aire para degradar, por oxigenación, la materia orgánica.
“Antes trabajábamos casi como una ONG en países subdesarrollados pero hoy día este manejo del agua a coste cero es una alternativa que también demanda nuestro país”, afirma Lebrato quien añade que la filosofía de su Grupo es desarrollar conocimiento para la sociedad en su conjunto. “Nuestra investigación se abrió hace tiempo a ese sector de la población que contaba con poco recursos y hoy día va dirigido también a aquellos que no tienen nada, creemos firmemente en que una Universidad pública tiene que dirigir sus esfuerzos también a obtener resultados que mejoren la calidad de vida de todos los ciudadanos y den respuesta a sus necesidades directamente”.
Si además se considera otra característica diferencial del grupo, como es su apertura a licenciados, diplomados y técnicos de Formación Profesional de las más variadas titulaciones, la circulación de conocimientos muy diversos ofrece posibilidades importantes en el estudio de una realidad tan múltiple como el medio ambiente y la ingeniería necesaria para actuar sobre él.
La profundidad y diversidad del conocimiento, y la voluntad y capacidad de aplicarlo a la realidad más inmediata ha ofrecido a este grupo la posibilidad de actuaciones novedosas desarrollando tecnología, apoyando a las empresas del entorno o mejorando situaciones complicadas y a veces endémicas, a costes razonables.
Pero lo mejor, al menos para su director, ha sido que al introducir a los alumnos en formación en la resolución de problemas reales, la experiencia que éstos adquieren es inmejorable. “Un problema real y la necesidad de asumir responsabilidades nos bautizan un profesional que luego el T.A.R. intentará introducir en el mercado laboral”. Así, ya se encuentran trabajando en las empresas del sector medioambiental de Andalucía casi un millar de sus alumnos.
“Con apoyo estos jóvenes serán los técnicos que nos den la oportunidad de resolver nuestros problemas ambientales, generar tecnología, abrir un nuevo sector industrial y exportar tecnología, todo ello generando riqueza a partir del gasto enorme que se está haciendo para cumplir con las exigentes normas ambientales de la Unión Europea, donde nos movemos, y que gracias a ellos, se convertirá en una gran inversión de futuro”, destaca el profesor Julián Lebrato.
De este trabajo ha nacido además la Escuela Internacional de Ingeniería del Agua de Andalucía (EIA) que en la actualidad imparte cursos en países como Chile, Costa Rica, Haití, Guatemala, Honduras, Argentina, Venezuela, Colombia, Perú, El Salvador, Nicaragua y Panamá.