Un estudio desarrollado por científicos del Centro Oceanográfico de Baleares del Instituto Español de Oceanografía (IEO), en colaboración con investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y la Universitat de les Illes Balears, ha demostrado la existencia de respuestas sincrónicas en las poblaciones de varias especies marinas del Mediterráneo, como resultado de los efectos combinados de la explotación pesquera y la variabilidad climática.
El estudio, recientemente publicado en la revista ICES Journal of Marine Science, analiza la evolución de las capturas comercializadas de las principales especies de las Islas Baleares, entre los años 1965 y 2008: tres cefalópodos como el pulpo, la sepia y el calamar; dos peces óseos como el salmonete y la merluza; y dos peces elasmobranquios, como la pintarroja y la raya.
El esfuerzo pequero en el área de estudio se incrementó abruptamente entre 1965 y finales de los años setenta, como resultado del aumento en el número de embarcaciones de arrastre. Este incremento provocó que en los años ochenta, estas especies entraran en una situación de sobrepesca, un cambio que alteró la resiliencia, o capacidad de estas poblaciones para afrontar posibles factores externos adversos, aumentando así su sensibilidad a los efectos del clima. Los desembarcos aumentaron de forma exponencial durante la fase inicial, antes de esta situación de sobrepesca, para posteriormente, a partir de los años ochenta, mostrar un comportamiento claramente oscilatorio.
Índices climáticos
Para intentar determinar el origen de estas oscilaciones observadas en los desembarcos, los investigadores han analizado diferentes índices climáticos a varias escalas espaciales. Los resultados revelan que los índices locales ligados al Mediterráneo occidental y los de meso-escala relacionados con el Atlántico Norte, afectan a las especies que habitan aguas más profundas (merluza y elasmobranquios), mientras que el índice global El Niño afecta a las que viven a menor profundidad (pulpo, sepia, calamar y salmonete). El Niño es un fenómeno climático relacionado con las interacciones clima-océano, que tiene lugar en el Pacífico Sur, pero que sus efectos pueden apreciarse en todo el planeta. De hecho, sus efectos sobre los ecosistemas terrestres del Mediterráneo han sido documentados en numerosos trabajos. Sin embargo, hasta ahora no se había observado su influencia sobre los ecosistemas marinos del Mediterráneo.
De los resultados del estudio se desprenden dos conclusiones importantes. En primer lugar, que el efecto combinado de la pesca y el clima no solo afecta a especies marinas objetivo de la pesquería, sino a otras especies que comparten con ellas el mismo hábitat y son explotadas de forma indirecta. Ello provoca respuestas sincrónicas a nivel de la comunidad, un fenómeno que no se ha observado en otros océanos y que, en el caso de las pesquerías, puede provocar, como mal menor, la variabilidad e imprevisibilidad de sus desembarcos. En segundo lugar, se pone en evidencia que los ecosistemas marinos del Mediterráneo son más sensibles a la variabilidad climática global de lo que se pensaba hasta el momento.
El estudio ha sido financiado por el proyecto PROGECIB-48A de la Direcció General d´Universitats, Recerca i Transferència del Coneixement (Conselleria d´Educació, Cultura i Universitats) del Govern de les Illes Balears.