A la espera de conocer el texto íntegro de la reforma del sector eléctrico, los primeros datos conocidos hacen pensar a Greenpeace que la propuesta del Gobierno vuelve a cargar contra las energías renovables y solo beneficia las grandes empresas eléctricas.
La organización ecologista considera que la normativa carece de visión estratégica de futuro y aleja a España de los objetivos europeos de lucha contra el cambio climático, energías renovables y eficiencia energética, ya que por ejemplo, mantiene la moratoria a las energías limpias.
Para Greenpeace, queda claro que el Gobierno ha utilizado el déficit de tarifa como simple excusa para justificar nuevos recortes retroactivos a las energías renovables, tal como viene exigiendo el oligopolio eléctrico liderado por Iberdrola. Greenpeace recuerda que no apoyar a las energías renovables es perjudicar a todo el país, ya que estas energías son la única solución para acabar con la dependencia energética que padece España. La organización ecologista ha demostrado en su informe "Iberdrola: empresa enemiga de las renovables" la falsedad del argumento que responsabiliza a las renovables del déficit de tarifa.
"Esta reforma parece salida de los despachos de Iberdrola. Mientras toda la ciudadanía ha sido ignorada bajo la inaceptable falta de transparencia que ha tenido la elaboración de esta reforma, las grandes empresas con intereses en el sector estaban reunidas con el secretario de Estado de Energía la víspera de la presentación en Consejo de Ministros del texto de la reforma", ha declarado Julio Barea responsable de la campaña de Energía y Cambio Climático de Greenpeace. "Cuando Soria dice que la reforma no se casa con nadie, recordamos que este Gobierno ya se ha casado con Iberdrola, como Greenpeace ha puesto de manifiesto recientemente", ha concluido Barea.
Con la subida de un 3,2 % del recibo de la luz, el Gobierno realiza una huida hacia adelante ya que esto no corrige los fallos estructurales del sector ni el control oligopólico de las eléctricas sobre el precio de la energía en el mercado de producción, ni soluciona el problema de los costes externos (sociales y ambientales) de cada fuente de energía utilizada. El Gobierno tampoco ha querido afrontar el abandono de todas las energías sucias y su sustitución por energías renovables, y la eliminación de todas las subvenciones (directas e indirectas) a los combustibles fósiles y a la energía nuclear.
Greenpeace propone una planificación energética de largo plazo que marque la senda para avanzar lo más rápidamente posible hacia un sistema energético inteligente, eficiente y 100% renovable.