La mina de Aznalcóllar, en concreto, fue abandonada poco después de la famosa catástrofe medioambiental de 1998, cuando la balsa de residuos de metales pesados asociada al complejo minero, explotado entonces por Boliden-Andaluza de Piritas S.A. (Apirsa), sufrió una fractura que provocó un vertido masivo de lodos tóxicos a todo el área de influencia del río Guadiamar.
A través de una publicación en su página web recogida por Europa Press, la organización ecologista reconoce que "la minería es esencial para el desarrollo futuro de las sociedades modernas", si bien "todo proyecto minero debe llevar aparejado un plan de gestión ambiental que facilite una rehabilitación sostenible de las minas en lugar del frecuente abandono una vez agotada su explotación".
"Es innecesario"
En el caso concreto de la mina de Aznalcóllar, tristemente célebre, el colectivo ecologista considera "innecesario y torpe" intentar explotar de nuevo el yacimiento, que conserva al menos 35 millones de toneladas de metales, porque con campos como "la rehabilitación energética de edificios" existen posibilidades de "crear empleo y caminar hacia la sostenibilidad", con lo que "la intención de la Junta de seguir caminando por la senda de las energías fósiles y el productivismo no es una salida".
En cuanto al pronunciamiento del alcalde de Aznalcóllar, Agapito Ramírez (IU-CA), quien ha manifestado a Europa Press que la noticia constituye un "bombazo extraordinario" para la comarca a cuenta de la imperiosa necesidad de empleo, ¨Equo¨ considera "un despropósito" dicho posicionamiento. "Es incomprensible que una agrupación que se define ¨verde¨ defienda despropósitos ambientales como la continuidad de explotación de la mina de Aznalcóllar".
La catástrofe de Aznalcóllar
Y es que la ruptura de la balsa de residuos de la mina que por aquel entonces explotaba Boliden-Apirsa constituye un episodio sencillamente traumático para la provincia de Sevilla y más aún para la comarca del Corredor de la Plata. Porque como consecuencia del siniestro, la mencionada multinacional sueca de la minería abandonó la explotación de Aznalcóllar, que sostenía más de 450 empleos estables y cerca de 700 eventuales, y para contrarrestar la contaminación masiva del cauce del Río Guadiamar fue necesario un programa de restauración que ha supuesto el desembolso de aproximadamente 90 millones de euros del erario público durante varios años.
A día de hoy, de hecho, la Junta de Andalucía mantiene vivas sus iniciativas para reclamar a la multinacional sueca Boliden el elevado coste de los numerosos y laboriosos trabajos de restauración medioambiental que siguieron a la catástrofe de 1998.