Las dificultades experimentadas en los últimos tiempos han situado el crecimiento económico en el punto de mira y han dejado en un segundo plano las consideraciones sobre el medio ambiente.
Un grupo de investigadores puso en marcha con fondos europeos el proyecto SUST-RUS (Spatial-economic-ecological model for the assessment of sustainability policies of Russia) para crear un método integrado y vanguardista de modelización que facilite a las autoridades rusas la redacción de políticas sobre sostenibilidad a corto, medio y largo plazo.
Estos científicos, dirigidos por el Centro de investigación económica y financiera (CEFIR) de Rusia, comenzaron por generar el propio método de modelización.
A continuación establecieron una serie de indicadores de sostenibilidad asociados al modelo que permiten medir los efectos sociales, económicos y medioambientales de las políticas sobre sostenibilidad.
Por último, el equipo utilizó el modelo para evaluar los efectos posibles de un conjunto de medidas políticas importantes sobre sostenibilidad y así demostrar las capacidades y la fiabilidad de su método.
Un aspecto fundamental que conviene mencionar es que, según señalaron los socios de SUST-RUS, su intención era crear un modelo de código abierto que pudiera ser utilizado por científicos tanto rusos como europeos. El modelo resultante considera la sostenibilidad en términos sociales, económicos y medioambientales a corto plazo (de uno a dos años) o a largo plazo (de cinco a seis años).
Cuando el equipo de SUST-RUS ejecutó el modelo para evaluar la eficiencia energética del gas natural concluyó que una política de tarificación debía favorecer tanto a productores como a consumidores para que fuese realmente eficaz e influyese de verdad en las emisiones de gases de efecto invernadero.
El equipo del proyecto recomendó por tanto la eliminación de los subsidios estatales para los consumidores y su reducción para los productores. El ejecutivo ruso ya está poniendo en práctica estas recomendaciones.
El método de modelización de SUST-RUS proporciona a Rusia y a la comunidad internacional un apoyo científico sólido para la formulación de políticas de sostenibilidad equilibrando los objetivos sociales, económicos y medioambientales. El proyecto recibió 1,3 millones de euros de financiación y estuvo en marcha desde 2009 hasta 2011.