La renovada dirección de la Autoridad Portuaria de Balears (APB), su presidente Alberto Pons y su director Juan Carlos Plaza, también representa una oportunidad única para que APB no vuelva a cometer los mismos errores que se han cometido en los dos proyectos de dragado anteriores.

“Confiamos en que con este nuevo proyecto se haga una gestión adecuada del material a dragar, con elevado contenido en metales pesados y especialmente en mercurio, y no se permita el vertido de estas sustancias peligrosas al mar”, comenta Xavier Pastor, director ejecutivo de Oceana en Europa. “Sería una gran irresponsabilidad añadir más dosis de mercurio al mar, dados los problemas de contaminación que ya se han documentado en relación con este metal pesado”.

El propio Instituto Español de Oceanografía realizó en 2003 un estudio para determinar el contenido de mercurio y otros metales pesados en especies comerciales pescadas por la flota española, con resultados tan preocupantes que el Ministerio de Sanidad se vio obligado a publicar una recomendación para que las mujeres embarazadas y los niños de menos de 3 años evitaran consumirlas.

Oceana desea que en este nuevo proyecto de dragado se tenga en cuenta toda la normativa vigente, ya que las recomendaciones de CEDEX para la gestión de dragados, utilizadas para los proyectos anteriores, no constituyen una normativa y se encuentran desactualizadas al datar de 1994.

Además del Protocolo de Londres, que establece la necesidad de hacer un “Examen de las opciones de gestión de desechos” donde la última opción es el vertido al mar y que APB reconoció no haber tenido en cuenta, se deben contemplar otras normativas europeas.

Es el caso de la Directiva Marco del Agua (DMA), que indica que en el año 2015 se debe alcanzar el buen estado de las aguas. Además, esta directiva obliga a interrumpir o suprimir de manera progresiva el vertido de "sustancias peligrosas prioritarias" en 2020 como muy tarde, pero incluye normas de calidad ambiental en relación a dichas sustancias que deben cumplirse en la actualidad, y el mercurio está clasificado como tal por ser un neurotóxico muy peligroso para los humanos.

Oceana dispone de un informe de los ecosistemas hallados en la zona prevista para el vertido, como resultado de su expedición con un robot submarino a dicha zona. Esta información está disponible para que cuando se haga la revisión del punto de vertido que indica la fiscalía, se pueda comprobar que se trata de una zona con presencia de ecosistemas y especies de importancia ecológica y económica.

“Cada vez se están llevando a cabo más iniciativas para acabar con la contaminación por mercurio, y un claro ejemplo es la firma del Convenio de Minamata el pasado 10 de octubre por la Unión Europea. Además Menorca ha cumplido su 20 aniversario como Reserva de Biosfera y debe de dar ejemplo en este sentido”, concluye Pastor.



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