La rotura de una de las balsas mineras del Monte Neme en la madrugada del lunes, y la riada consiguiente sufrida por las parroquias de Aviño, en Malpica, y Razo da Costa, en Carballo, provocando un desastre ambiental sin precedentes en la Comarca de Bergantiños y un vertido de más de 24.000 m³ de lodos, es un recordatorio de cómo la falta de previsión de la Dirección Xeral de Minas ha derivado un accidente que podría haberse evitado.
Rotura de balsa minera del Monte Neme
A pesar de las sucesivas borrascas de los últimos días y el elevado nivel de precipitaciones, la situación de peligrosidad por la inestabilidad de las balsas de este complejo minero abandonado había sido reiteradamente advertido por múltiples colectivos y particulares ante el desentendimiento del problema por parte de la Consellería de Economía e Industria de la Xunta de Galicia.
Para Salvemos Cabana, esto podría ocurrir en Corcoesto
Valorando los hechos, debemos recordar una vez más el riesgo potencial que supone el permitir un conjunto de balsas mineras de mucha mayor superficie y volumen (11.000.000 m³) con residuos de alta toxicidad en la mina de Corcoesto, y cómo puede haber sido posible la aprobación de la Declaración de Impacto Ambiental en esas condiciones, pues un vertido al Estuario del Río Anllóns podría generar una avenida de lodos tóxicos que podría dejar pequeño al ocurrido en la mina sevillana de Aznalcóllar en 1998.
Por todo ello, desde Salvemos Cabana consideramos que la Xunta debe considerar el denominado "Principio de Cautela" o "Principio de Precaución", lo que supone comparativamente examinar el coste-beneficio de una determinada acción o proyecto tanto a largo como a corto plaza, yendo más allá de un mero análisis económico de la rentabilidad al incluir consideraciones y su grado de aceptabilidad para las poblaciones afectadas, que son en definitiva las que tendrán que cargar con las consecuencias de un posible accidente, pues ante el peligro potencial, no hay proyecto que pueda ser lo suficientemente rentable.