Aunque el cambio de hora puede suponer un ahorro de hasta el 5% en el consumo eléctrico, Ecooo considera que se deben poner en marcha otras medidas de eficiencia que supongan un ahorro mucho mayor para la ciudadanía.
La medida del cambio de hora empezó a implantarse en algunos países tras la crisis del petróleo de 1973 para aprovechar mejor la iluminación natural y reducir el consumo de combustibles fósiles. En 1981 se convirtió en directiva europea de obligado cumplimiento con el propósito de impulsar el ahorro y la reducción del consumo eléctrico.
El Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) señala que el cambio de horario de invierno a verano puede alcanzar un ahorro en iluminación de un 5%, equivalente a 300 millones de euros. Sin embargo, el propio IDAE indica que este ahorro se daría en un escenario ideal de racionalidad en los hogares y utilización de energías de aprovechamiento de luz natural en las industrias. Escenario que está lejos de cumplirse actualmente en España.
La instalación de burletes en las ventanas ahorraría entre un 5% y un 10% de energía y la colocación de dobles ventanas supondría un ahorro de un 20% de energía. Ahorros muy superiores a los conseguidos por el cambio de hora y que deberían ser promovidos por las administraciones.
Es necesario apostar por la rehabilitación energética de los hogares y por una mejor planificación en el transporte y en la producción de electricidad. La rehabilitación de los hogares podría generar 150.000 empleos hasta 2020 según un estudio de WWF, sin tener en cuenta los beneficios ambientales que se derivan de ello.
Si el cambio de hora vino motivado por una crisis del petróleo, la lógica dicta que el camino a seguir debería ser el fomento de aquellas fuentes de energía que reduzcan la dependencia energética y permitan el desarrollo de formas de producción autóctonas.
Una transición hacia un modelo energético más sostenible y basado en renovables permitiría asegurar un futuro independiente de combustibles fósiles y que motive el ahorro y la eficiencia energética.
Aunque el cambio de hora es una medida útil para el ahorro, no deja de ser una propuesta testimonial en términos de eficiencia energética. Es necesario un plan para que la eficiencia energética se convierta en una realidad y permita el ahorro en el gasto energético y la independencia de los combustibles fósiles.
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