Las comunidades autónomas deciden sobre el urbanismo, promueven o bloquean energías renovables, y apuestan por el coche o por el tren. Todo esto son factores esenciales para la emisión de gases de efecto invernadero. Y sin embargo es el Gobierno el que responde por los aumentos continuos de esas emisiones de gases que hacen que España sea el país industrializado que más se aleja del objetivo fijado por el Protocolo de Kioto hace 10 años para luchar contra el calentamiento global.
El acuerdo -en verdad un subacuerdo tomado dentro de la UE a partir de un objetivo común- sólo le permitía a España emitir en 2010 un 15 por ciento más que en 1990 y ya emite un 50 por ciento más que entonces. Madrid, Andalucía, Baleares, Canarias, Valencia, Murcia y La Rioja son las autonomías que más han aumentado sus emisiones (todas por encima del 75 por ciento) entre 1990 y 2006. El Ministerio de Medio Ambiente, que había mantenido hasta ahora ocultos estos datos por comunidades, acaba de publicar la información.
Las emisiones se pueden medir de muchas formas (per cápita, en relación con el PIB, en total…). Cada una beneficia a una comunidad, y aunque las que suspenden podrán matizar sus resultados, EL PAÍS ha optado por medir el aumento desde 1990, como el objetivo marcado para España por el protocolo de Kioto. Y aunque las autonomías con más emisiones son aquellas con un fuerte carácter industrial o de generación de electricidad con carbón (Asturias y Aragón) no son éstas las que más han aumentado sus emisiones. Son, lógicamente, las que han tenido un mayor crecimiento económico, de población y urbanístico (Madrid, Baleares, Comunidad Valenciana o Murcia). Medio Ambiente alerta de que su inventario no siempre coincide con los que, con metodología propia, elaboran algunas autonomías.
– Andalucía. Con un 18 por ciento de la población española, genera el 15,10 por ciento de las emisiones de España. Es decir, está por debajo de la media en emisiones per cápita. Y sin embargo, en 2006 emitía ya un 78,71 por ciento más gases de efecto invernadero que en 1990. En el mismo periodo su población ha aumentado sólo el 12,33 por ciento. Cada español emite de media 9,69 toneladas de CO2 al año, y cada andaluz 8,2 (aunque en las comunidades muy turísticas la población flotante no aparece en las estadísticas).
– Aragón y Asturias. Aragón ha aumentado su emisión de gases de efecto invernadero un 59,09 por ciento mientras que su población sólo ha crecido un 6,4 pro ciento. Mantiene uno de los ratios de emisión más altos de España, con 22,64 toneladas por habitante, más del doble de la media nacional. Esto se explica por la quema de carbón para producir electricidad en Teruel y el amplio uso de gasóleo para calentar los hogares. Por estas distorsiones, fuentes de Medio Ambiente recomiendan fijarse más en el incremento para ver quién lo ha hecho bien o mal antes. La electricidad producida en Teruel no se consume allí, sino en Madrid o Valencia, donde en teoría no constarían como contaminantes. Algo parecido a lo que ocurre con Asturias, que ha aumentado sus emisiones un 31,71 por ciento (casi 20 menos que la media) pero es la más contaminante, con 28,45 toneladas per cápita (el triple que la media). Pero allí se produce parte de la electricidad y acero para el resto de España, en procesos que emiten mucho CO2.
– Baleares, Valencia y Murcia. En Baleares, las emisiones crecieron un 76,6 por ciento hasta 2006 (el último año del que se tienen datos, ya que el inventario de 2007 no está terminado). En este periodo la población creció un 30,36 por ciento. El patrón es similar al de otras comunidades mediterráneas como Valencia (un 85,86 por ciento más de emisiones y un 23,18 por ciento de población) y Murcia (80,7 por ciento y 29,02 por ciento). El desplazamiento de la población hacia la costa y su boom económico basado en modelos que consumen mucha energía (la construcción) se nota. Además, tienen grandes polos industriales como Sagunto o Cartagena.
– Madrid. Al igual que en el Mediterráneo, Madrid aumenta en población (19,49 por ciento), pero mucho más en emisiones (75,77 por ciento). Por persona (4,7 toneladas al año) está muy por debajo de la media, ya que en Madrid casi no se genera electricidad; procede de otras autonomías. La dispersión de la población en casas bajas, donde se usa el coche para todo, hace insuficiente una de las mejores redes de metro de Europa.
– Castilla y León y Galicia. Castilla y León aumentó sus emisiones un 22,4 por ciento y Galicia un 20,6 por ciento. Y ambas con una población en retroceso. Las dos tienen grandes centrales térmicas de carbón, Compostilla (León) o As Pontes (Galicia), una de las 30 centrales más contaminantes de Europa.
– Castilla-La Mancha y Extremadura. Castilla-La Mancha emitió en 2006 un 52,58 por ciento más que en 1990 y Extremadura un 67,55 por ciento. Pero mientras en el primer caso la emisión por habitante es alta (14,49 toneladas al año, tiene la refinería de Puertollano entre otras instalaciones), Extremadura tiene una de las más bajas de España (8,2). En 1990 la emisión media por habitante era de sólo 4,86 toneladas, el nivel medio al que tendrían que acercarse todos los habitantes del mundo para estabilizar la concentración de gases de efecto invernadero.
– Cataluña. Cataluña es de las regiones ricas que menos han aumentado sus emisiones. Su población ha crecido un 15 por ciento y su emisión un 49 por ciento. Se sitúa casi en la media nacional (50,63 por ciento de aumento hasta 2006 de las emisiones y 12 por ciento más de habitantes). Cataluña ha tomado medidas impopulares para luchar contra la contaminación, como limitar la velocidad por las rondas de Barcelona. Tiene una industria pesada gran consumidora de energía y, por lo tanto, contaminante.
– Canarias. Casi ha duplicado sus emisiones (crecieron un 95 por ciento), uno de los mayores aumentos en España. Y tiene un nivel elevado en emisiones por habitante (16 toneladas) pese a no ser una zona industrial, algo que se explica por el tráfico aéreo, según fuentes del sector: el carburante de los aviones que repostan allí computa.
– País Vasco, Navarra y La Rioja. En el País Vasco y Navarra las emisiones aumentaron de forma más que significativa. En la primera, un 47,38 por ciento y en la segunda, un 78,31 por ciento, pese a ser la comunidad insignia en la generación con energías renovables. La Rioja registró el mayor aumento porcentual de toda España: un 139 por ciento más en 2006 que en 1990.
– Ceuta y Melilla. Han sufrido importantes aumentos, pero Ceuta emite 5,77 toneladas por habitante al año y Melilla 4,9.
El resultado de este mapa, muy condicionado por políticas nacionales -como la elección de la cesta energética- pero también autonómicas y municipales, es que el Gobierno asume que no podrá cumplir con Kioto. A pesar de ser uno de los países líderes en energías renovables (ya producen un 20 por cietno de la electricidad), harán falta más de 3.000 millones de euros para pagar en cupos de emisión e invertir en energía limpia en los países en desarrollo.