La mayoría de los programas de restauración llevados a cabo por las administraciones son ineficaces y no contribuyen a paliar el azote de los grandes incendios, y esta es la gran tarea pendiente en la lucha contra el fuego en España.
Los incendios forestales pueden apagarse 20 años antes de que se produzcan. Este es uno de los principales mensajes del informe presentado por WWF y la Fundación AXA como parte del proyecto “No arriesgues tu bosque”. La clave para conseguirlo es restaurar los bosques para hacerlos menos vulnerables al fuego, creando paisajes forestales que sean rentables y conserven sus valores ambientales y sociales. Para ello, es fundamental restaurar pensando qué bosque queremos: algo tan básico como definir los usos y aprovechamientos futuros que se darán a ese monte.
Sin embargo, las Comunidades Autónomas, las responsables de la restauración de los terrenos incendiados, han impulsado en general proyectos ineficaces: falla la planificación, no se cumplen los plazos de ejecución, no se realiza un seguimiento y evaluación, no se incorpora el conocimiento científico disponible y no se promueven procesos de participación para que la población local se implique en el futuro de los nuevos bosques.
WWF y la Fundación AXA advierten de que, mientras las administraciones públicas no se comprometan a restaurar adecuadamente los bosques afectados por los grandes incendios, y mientras continúen en esta dinámica de abandono, seguiremos condenados a padecerlos. Este año se cumplen dos décadas desde los trágicos incendios de 1994, el peor desde que hay estadísticas: 92 grandes incendios forestales (GIF, de más de 500 hectáreas), 33 víctimas mortales, y 490.000 hectáreas calcinadas, una superficie similar a La Rioja. Desde entonces no hemos sufrido una temporada tan virulenta, pero la realidad es que cuando dentro de unos años los bosques quemados en los 90 vuelvan a alcanzar la madurez, tendremos de nuevo la materia prima perfecta para sufrir grandes fuegos casi imposibles de abordar por los medios de extinción.
“Si no queremos volver a enfrentarnos a veranos tan dramáticos como el de 1994, debemos actuar ahora sobre nuestros bosques para prevenir los incendios del futuro. Una forma de hacerlo es promover estrategias de restauración de los montes incendiados, que los conviertan en bosques rentables, sanos y resistentes al fuego”, ha asegurado el secretario general de WWF España, Juan Carlos del Olmo.
“Las administraciones públicas deben adoptar el compromiso de restaurar los bosques afectados por los grandes incendios y trabajar para reducir su número e impacto. Ya es hora de que las administraciones dejen de ver las labores de prevención y restauración como un gasto y apuesten por ellas como la inversión de futuro que son”, ha concluido Juan Carlos del Olmo.
“La prevención es la principal herramienta de lucha contra los incendios, y sin duda, la más efectiva. Es mucho más fácil evitar un daño que luego repararlo”, afirmaba Josep Alfonso, director de la Fundación AXA.
Los “Guardianes del Bosque”
Este año, WWF España y la Fundación AXA piden a los ciudadanos que se comprometan como “guardianes de los bosques” y ayuden a sensibilizar a través de las redes sociales sobre los efectos de los grandes incendios forestales. La propuesta es que publiquen en Twitter o Instagram fotografías de la evolución de zonas afectadas por un gran incendio forestal con el hashtag #guardiandelbosque, y WWF irá recopilando las imágenes y publicando información sobre el proceso de recuperación de esos bosques tras el fuego.
No arriesgues tu bosque
El informe presentado es el segundo del proyecto “No arriesgues tu bosque”, lanzado por WWF y la Fundación AXA con el objetivo de trasladar a la ciudadanía información rigurosa sobre el antes y el después de los incendios forestales. Aunque en los últimos años ha aumentado enormemente la eficacia de los medios de extinción, cada año se queman 116.000 hectáreas de media, y el impacto de los grandes incendios forestales no hace más que crecer. La causa de fondo de este grave problema ambiental, social y económico es que el abandono del medio rural y forestal ha convertido los bosques en una bomba de relojería: grandes masas forestales listas para arder con virulencia. Por eso, el proyecto busca cambiar el enfoque en la lucha contra el fuego, reduciendo a través de la prevención el riesgo de nuestros bosques a sufrir grandes incendios.