Al menos 107 de los 156 municipios de Nicaragua sufren los embates de una severa sequía que también está afectando a sus vecinos. Costa Rica, Honduras y Guatemala han declarado el estado de emergencia en algunas zonas de sus territorios. Nicaragua y El Salvador han puesto fondos especiales a disposición de los granjeros para que compensen las pérdidas sufridas.
Los ministros de Agricultura de Centroamérica buscan coordinar acciones que pongan coto a los efectos de la sequía; entre ellos, las interrupciones del abastecimiento eléctrico.
La falta de lluvia ha sido atribuida a la inminencia del retorno de El Niño, un fenómeno meteorológico caracterizado por un inusual aumento en la temperatura de las aguas del océano Pacífico.
La sequía se ha hecho sentir sobre todo en el “corredor seco”, que se extiende desde Guatemala hasta Costa Rica, abarcando casi un tercio de América Central, donde viven 10 millones de personas.
En respuesta a la sequía, el gobierno de Guatemala informó que distribuirá 4.000 toneladas de ayuda alimentaria a más de 170.000 familias afectadas por la sequía desde octubre, utilizando reservas de alimentos del Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas (PMA) y del gobierno.
En Honduras, el gobierno está distribuyendo alimentos, incluyendo arroz, frijoles y harina, y suplementos vitamínicos a 76.000 familias afectadas por la sequía, muchas de ellas agricultores de subsistencia.
El Gobierno nicaragüense asegura que la actual sequía es la más intensa que se ha vivido en ese país desde 1976; diezmados han quedado tanto el hato ganadero como los cultivos.
Otros medios de sustento en Centroamérica, como la pesca y el ganado, también se han visto afectados por la reciente sequía y el fenómeno El Niño.