Esta actuación, realizada por el Gobierno de Navarra y la Comunidad de Bardenas esta pasada primavera con un presupuesto de 9.836 euros, forma parte del proyecto “Actuaciones de conservación del galápago europeo en el norte de España”.
Cerca de 300 ejemplares en Bardenas Reales
El galápago europeo (Emys orbicualaris) es un reptil de agua dulce autóctono de Navarra y protegido por la legislación como “sensible a la alteración de su hábitat”.
La población con mayor número de ejemplares detectados en Navarra se localiza en el Parque Natural de las Bardenas Reales, especialmente en cauces fluviales con aguas estancadas y balsas cercanas a El Ferial, y está cifrada en unos 300 ejemplares. Sin embargo, se concentran en una pequeña zona y, además, en unos pocos puntos de alta densidad poblacional, lo que hace que esta especie sea especialmente vulnerable.
Colonización de forma natural
La finalidad de la obra es disponer de nuevas balsas, de forma que la especie las colonice por sí misma de modo natural, lo que aumentará estos puntos de alta densidad y disminuirá el riesgo de extinción. La próxima primavera se podrá comprobar el resultado de esta actuación.
Las seis balsas construidas son:
- La fuente del Ferial (200 m2 superficie, y volumen aproximado de 200 m3)
- El paso de la Fuente del Ferial (300 m2 y 300 m3)
- Cañada de la Fuente del Ferial (100 m2 y 100 m3)
- Barranco salado (150 m2 y 150 m3)
- Barranco salado 2 (300 m2 y 300 m3)
- Barranco de agua salada (150 m2 y 150 m3).
Los trabajos han consistido en el desbroce previo de la zona con motodesbrozadora. El material cortado se ha retirado y se ha almacenado para su uso posterior en labores de naturalización. Después se ha extraído la capa vegetal desde el centro hacia fuera (unos 20 cms de profundidad), que se ha reservado para recubrir los márgenes de la charca y facilitar la revegetación natural, que será un posible lugar de puesta de huevos. Se ha optado por diversificar la superficie y la forma de las balsas, con un perímetro irregular y taludes. De esta forma, las especies que aniden cuentan también con un entorno adecuado para hibernar, para estar protegidas de los depredadores y para poder reproducirse.
Junto a cada una de las balsas se han instalado elementos que permiten acelerar la naturalización de las orillas y crear refugios para la fauna, como troncos, montones de ramas y piedras obtenidas de las cercanías.
También es importante que la superficie creada en torno a la balsa sea la máxima posible, ya que muchas especies de anfibios hibernan o estivan en la zona inmediata próxima al agua (alrededor de 200 metros). En el caso de los pastizales o zonas transitadas por ganado o personas, hay un mínimo de 20 metros entre el cierre y el límite máximo de la lámina de agua.
Las pendientes de las balsas son suaves, al menos en la mitad del perímetro, lo que permite el acceso y salida de fauna, así como la colonización por la vegetación. Además se ha tratado de generar la mayor diversidad estructural posible, con pendientes, profundidades, zonas de sol y sombra, etc.
La calidad de las balsas aumenta con la presencia de refugios, como rocas o troncos, ya que las aguas libres o abiertas son un hábitat peligroso para la mayoría de las especies, que para refugiarse de los depredadores se sitúan en hábitats más protegidos y asociados a plantas, sedimentos, rocas o ramas caídas.
Finalmente, cabe destacar que se ha evitado crear las charcas próximas a posibles fuentes de mortalidad, como carreteras transitadas o canales.