El 1 de julio entró en vigor un acuerdo firmado por siete países de Centroamérica y República Dominicana que protege a los tiburones ballena en el Pacífico Oriental y las aguas del Caribe.
Representantes de Panamá, Belice, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua firmaron un plan de conservación basado en investigaciones del equipo de Héctor M. Guzmán, científico del Smithsonian.
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza enumera a estos gentiles gigantes como “vulnerables”. De acuerdo con un estudio realizado por el equipo de investigación de Guzmán en el que cerca de 50 tiburones fueron marcados con dispositivos de localización por satélite, los tiburones ballena viajan rutas oceánicas y costeras a través de las aguas bajo la jurisdicción de varios países de la región.
Reconociendo que la solución más eficaz consistiría en integrar los esfuerzos de conservación, la Unidad Regional de Pesca y Acuicultura de la Secretaría General del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA / OSPESCA) redactó el acuerdo internacional. Mario González Recinos, Coordinador Regional del SICA / OSPESCA, comentó que la legislación “es vinculante y el resultado de la interacción entre la sociedad civil, el sector científico, los pescadores, las autoridades nacionales y las autoridades regionales, y una nueva muestra de los frutos del proceso de integración centroamericana”.
Además, la Autoridad Nacional del Ambiente de Panamá, ANAM, en base a la evaluación de Guzmán del rango de hábitat para la especie en el Golfo de Chiriqui, creó un santuario de tiburones ballena en el Parque Nacional Coiba y estableció pautas estrictas para los avistamientos turístico y científico de estos.
Israel Tejada, jefe encargado del Departamento de Biodiversidad y Vida Silvestre, enfatizó que “esta herramienta legal será clave para regular las actividades de los operadores que movilizan grupos para el avistamiento de esta especie”, y además señalo que “esta gestión es el producto de cómo el sector científico asesora y orienta al Consejo Directivo del Parque Nacional Coiba para el manejo y conservación de la biodiversidad de esta área protegida”.
“El caos en los avistamientos de tiburones ballena en Panamá nos apresuró a aportar información para esta normativa que se necesita con urgencia para un manejo efectivo de los visitantes y turistas, así como de los operadores. En sólo tres meses del 2014, dos operadores entre el poblado de Santa Catalina y la Isla de Coiba han colisionado 27 veces con los animales”, comentó Guzmán.