El argumento se pone de relieve en un estudio sobre los beneficios y las oportunidades económicas que la red Natura 2000 tiene para las empresas y los territorios de Extremadura, elaborado en el marco del proyecto Life+ Infonatur 2000, una iniciativa financiada por la Unión Europea.
El estudio parte de un dato de la propia Comisión Europea: que la conservación en buen estado de este conjunto de espacios genera unos beneficios socio-económicos valorados entre 200.000 y 300.000 millones de euros al año.
En Extremadura la Red Natura 2000 está formada por 156 espacios que ocupan un 30,2 por ciento de la superficie de la comunidad autónoma; 69 de esos espacios son Zonas de Especial Protección para las Aves (ZEPA) y 87 son Lugares de Interés Comunitario (LIC), aunque sólo tres de espacios tienen ya aprobados los correspondientes planes de gestión.
Insiste el estudio en que la conservación de hábitats y especies precisa de una gestión integral del territorio "que contemple a los seres humanos y sus actividades" como un factor más que incide en el sistema natural, y en que "en principio" no existen proyectos o programas incompatibles con la red.
Cuando, por razones de interés público y siempre que no haya otra alternativa viable, es necesario realizar un plan o un proyecto que pueda afectar negativamente a un espacio de la Red Natura 2000, se tienen que adoptar todas las medidas compensatorias que sean necesarias para que se cumplan los objetivos de conservación de la Red.
Tampoco está prohibida ningún tipo de actividad agrícola o ganadera, constata el mismo estudio, y subraya además que aunque algunas veces la designación de una zona como Natura 2000 se suele percibir como algo negativo y como un freno al desarrollo económico, esa designación "bien aprovechada" puede proporcionar numerosas oportunidades para la población local.
Entre esas oportunidades, cita el potencial que tienen esos espacios para proporcionar ingresos alternativos, la de servir de reclamo para actividades como el ecoturismo o la educación ambiental, o ser el lugar idóneo para poner en marcha medidas agroambientales que permiten la obtención de alimentos sostenibles y de calidad, como los de producción ecológica.
En ese sentido, el estudio incide en que la nueva Política Agraria Común (2014-2020) prevé importantes partidas económicas para los agricultores que cumplan con prácticas agrícolas beneficiosas para el medio ambiente.
El análisis realizado en el marco del proyecto Lif+ Infonatur 2000 pone de relieve también la importancia de la acuicultura como motor de empleo y dinamizador rural en la Comunidad de Extremadura, y la compatibilidad con las actividades agrícolas, ganaderas y forestales, además de sus beneficios para la conservación de la biodiversidad.
Corrobora también que la caza es una actividad que aporta considerables beneficios sociales, culturales, económicos y medioambientales, y que ésta actividad está limitada a determinadas especies, y que en las directivas europeas sobre naturaleza no existe "ninguna presunción general contra la actividad cinegética en las zonas de Natura 2000".
Respecto al turismo y al ocio, el estudio subraya que el turismo de naturaleza está al alza en todo el mundo, y que en el caso de Europa la conservación de la biodiversidad es uno de los criterios que más valoran los visitantes al elegir destino turístico, por lo que la inclusión de un destino en Natura 2000 es una gran oportunidad para su desarrollo social y económico.
Al analizar el urbanismo, señala que la mera inclusión de unos terrenos en la red ecológica Natura 2000 no determina por sí sola que ese suelo no es urbanizable, y que pueden ser objeto de una transformación urbanística compatible con la preservación de los valores ambientales.