Investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) y del Instituto Antártico Argentino han detectado los primeros casos del síndrome de la pérdida de plumaje en pingüinos de la Antártida, según informa el MNCN-CSIC en nota de prensa.
En enero de 2014, en la bahía Esperanza, donde se encuentra una de las mayores colonias de pingüinos de Adelia, Pygoscelis adeliae, con cerca de 120.000 parejas, durante un censo rutinario observaron un polluelo de entre 15 y 20 días que presentaba áreas de piel sin plumaje. El polluelo murió dos días después pese a no mostrar ningún síntoma de padecer otras enfermedades.
Andrés Barbosa, investigador del MNCN y un activo socio y amante de SEO/BirdLife como puede verse en este blog, explica las implicaciones de la presencia de esta patología en la Antártida: “Pese a ser una zona del mundo muy remota, la enfermedad ha llegado hasta las colonias de estas aves en la Antártida lo cual supone una amenaza más contra los pingüinos. Precisamente el pingüino de Adelia es una especie muy vulnerable ante el cambio climático, que está reduciendo mucho sus áreas de distribución en la península antártica”.
A los pocos días, a un kilómetro de distancia de donde se encontraba el primer pollo afectado, los investigadores observaron a otra cría que había perdido el plumaje de la cabeza. No pudieron examinar al animal para evaluar si se trataba de esta patología o de un problema de piojos pero no volvieron a ver al polluelo durante las dos semanas que estuvieron trabajando en la zona.
“Lo más probable es que muriera en los días siguientes a causa del síndrome de la pérdida de plumaje”, apunta Barbosa.
“Aún desconocemos cómo llegó la enfermedad hasta la colonia de la bahía Esperanza pero si la causa es un agente patógeno, es posible que solo los pingüinos inmunodeprimidos desarrollen la enfermedad”, explica el investigador. “El síndrome de la pérdida del plumaje no parece muy contagioso, pero es esencial que descubramos por qué se produce esta enfermedad para saber qué riesgo sufrirá la fauna de la Antártida y establecer, si fuera necesario, medidas de protección” concluye Barbosa.
Esta enfermedad provoca la caída de las plumas de las crías de pingüino dejando la piel sin la protección contra el frío que proporciona el plumaje y provocando la muerte de los pollos. La primera vez que se detectó fue en pingüinos africanos, Spheniscus demersus, en 2006 y en pingüinos magallánicos, Spheniscus magellanicus, en 2007.