Así, se da un nuevo y definitivo impulso a este proyecto de recuperación ambiental que pasa por ser la mayor restauración ejecutada en Europa de un espacio natural contaminado por hidrocarburos y cuyo coste final será de unos 14,5 millones con un plazo de ejecución de seis años. Esta primera fase contempla la extracción y valorización energética de la fase bombeable –aceites más líquidos y fluidos- de la laguna principal, con un volumen de unos 40.925 metros cúbicos, alrededor del 85% del total.
Los trabajos supondrán la extracción y tratamiento de los residuos y su valorización energética en cementeras autorizadas. Para una fase posterior quedará la extracción por medios mecánicos y la valorización energética de la fase no bombeable de la laguna principal y de la laguna anexa sureste, en la que se estima un volumen de residuos de 20.455 metros cúbicos.
Para la ejecución del proyecto se van a utilizar dos bombas sumergibles de uso específico para lodos y fluidos altamente viscosos que se instalarán en las orillas de la balsa y que se suspenderán mediante una grúa de 30 metros de altura. Cada equipo será completado con un sistema de calentamiento in situ que facilite la extracción del material contaminante, sobre todo en los meses de invierno. El material bombeado será después trasladado por camiones cisterna.
La magnitud de la obra obliga necesariamente a establecer distintas fases para su desarrollo. La redacción del proyecto se ha realizado de acuerdo a las condiciones impuestas en la Declaración de Impacto Ambiental, emitida el pasado 28 de abril y realizada pese a que legalmente no era exigible en aras de darle una mayor transparencia al proceso. Ha requerido la ejecución de algunos trabajos adicionales, entre ellos, el análisis de muestras recogidas a diferentes profundidades para identificar los estratos de material existentes.
También se han actualizado las mediciones de los niveles freáticos y la evaluación de los riesgos y las medidas de higiene y salud necesarias para la retirada de los residuos. Asimismo, ha sido necesario proyectar la acometida e instalación eléctrica necesarias para la ejecución de las obras y la caracterización geotécnica del terreno. La Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio llevó a cabo los trabajos y estudios necesarios que condujeron a la realización de un análisis de viabilidad de 23 alternativas de tratamiento de los materiales presentes en el emplazamiento.
Esta balsa de residuos peligrosos tiene su origen en el vertido continuado e incontrolado hasta mediados de los años 90 de lodos ácidos y aceites usados por parte de la sociedad constituida por Aceites ULIBARRI y PIQSA. Estos vertidos se acumularon en una balsa de residuos de una superficie de 12.750 metros cuadrados, equivalente a cinco cosos taurinos.
En diciembre de 2008, ante la imposibilidad de proceder judicialmente contra los responsables de los vertidos, la Comunidad compró la finca, de 6,4 hectáreas, y adquirió el compromiso de recuperarla. La balsa está ubicada en el Parque Regional del Sureste, un espacio de 31.550 hectáreas en el que el esfuerzo restaurador emprendido por la Comunidad de Madrid ha convertido lo que era un área degradada en el hábitat de 200 especies distintas de aves, que encuentran acomodo en 123 láminas de agua que acumulan una superficie de 400 hectáreas.
Aunque en un principio se planteó la posibilidad de transformar la balsa de aceite en una laguna más, los técnicos han descartado esta posibilidad en el proyecto final al entender que no aporta riqueza adicional al entorno, que cuenta con abundantes humedales. Por tanto, el hueco será rellenado y cubierto con vegetación. Entre las opciones futuras, se plantea la construcción de un aula o pequeño centro de educación ambiental para incentivar la sensibilización social.