Representantes de administraciones, instituciones europeas, sector agrario, científicos y organizaciones conservacionistas participaron el 14 de octubre en Madrid en unas jornadas de debate sobre el FEADER y su contribución a los objetivos europeos de agua y biodiversidad, en un momento fundamental, cercano a la aprobación de los nuevos Programas de Desarrollo Rural (PDR). Según quedó patente en diversas ponencias, la situación de partida es muy preocupante. Como ejemplo, no se cumplirán los objetivos de la Directiva Marco de Agua en 2015 para una gran parte de ríos y acuíferos de España, y los indicadores de la biodiversidad en medios agrarios (como el de aves comunes) siguen sufriendo un acusado declive.
En lo relativo al agua, la representante del Tribunal de Cuentas de la Unión Europea presentó un informe que demuestra la mala integración hasta el momento entre la PAC y la política de aguas. En su intervención señaló que “el principio de ‘quien contamina, paga’ no está integrado en la PAC”, tal y como han denunciado en reiteradas ocasiones SEO/BirdLife y WWF.
Además, pese a la presión insostenible que ya ejerce la agricultura sobre la demanda de agua, la Dirección General del Agua del MAGRAMA anunció la creación de 800.000 nuevas hectáreas de regadío hasta el año 2027. Este anuncio contrasta con la intervención del representante de los regantes que señaló que, en nuestro país, no tiene sentido hablar de nueva superficie de riego, sino que hay que apostar por modernización y eficiencia energética. Mientras tanto, los nuevos PDR mantienen un gran apoyo a las modernizaciones de regadíos, pese al fiasco de las ya realizadas: en general no han ahorrado realmente agua, y han hecho inviables muchas explotaciones por el incremento del gasto en energía.
La situación de la biodiversidad de nuestros campos también es dramática: según datos de la Comisión Europea, tan sólo un 7% de los hábitats y especies asociadas a la agricultura en la UE presentan un “buen estado”. Para SEO/BirdLife y WWF, la extraordinaria riqueza biológica del medio rural en España –asociada a actividades humanas tradicionales- está en peligro. El Pilar I de la PAC – los pagos directos-, no ha integrado la protección de la biodiversidad, y los fondos de desarrollo rural no apoyan lo suficiente a los agricultores y ganaderos en Red Natura 2000 y en Sistemas de Alto Valor Natural. Esta falta de apoyo es especialmente preocupante en el caso de la ganadería extensiva, sector que no sólo recibe ayudas marginales, sino que se enfrenta a un exceso de trabajas burocráticas, lo que sumado a los bajos precios por sus productos, les sitúa en el camino de la extinción.
Aun así, algunos buenos ejemplos de desarrollo rural demuestran que, con voluntad política, es posible impulsar iniciativas beneficiosas para el agua y la biodiversidad, como el paquete de medidas dirigidas a fomentar una buena gestión agraria de la Red Natura 2000 en Aragón. Son este tipo de actuaciones, bien dotadas y junto a un asesoramiento y formación adecuados, las que deberían incorporar los PDR sí realmente se quiere un medio rural vivo, en el que medio ambiente y agricultura trabajen en beneficio mutuo. Figuras como los contratos territoriales o la custodia del territorio, y favorecer el aumento del valor añadido de los productos más sostenibles, serán también elementos clave para avanzar hacia ese objetivo.
Con este fin, las dos ONG han insistido siempre en la necesidad de una mayor participación pública en la programación del FEADER y una estrecha y constructiva cooperación entre las tres Direcciones Generales del MAGRAMA responsables de velar por la integración de las políticas de aguas y biodiversidad en el desarrollo rural. Las jornadas también han sido relevantes al ver por primera vez representantes de los tres equipos en la misma mesa.
Ante la mirada de la Comisión Europea, el Tribunal de Cuentas Europeo y la sociedad civil, SEO/BirdLife y WWF España animan al MAGRAMA y las Comunidades Autónomas a hacer un último esfuerzo para maximizar los beneficios del FEADER para la biodiversidad y el buen estado de las aguas, además de la prosperidad del medio rural y sus diversos sectores productivos. En ese sentido, son imprescindibles una mayor participación social en la finalización de los documentos clave, y una colaboración más fructífera entre las administraciones responsables del desarrollo rural, el patrimonio natural y la planificación y gestión del agua.