Que una empresa holandesa de tecnología considere entre sus planes de expansión a Latinoamérica no es novedoso, tampoco lo es que elija a México como “puerta de entrada” para ese mercado. Lo relevante es que esa iniciativa haya salido de uno de sus ingenieros fuera del país, y que se trate de un mexicano que no solo busca hacer desarrollo tecnológico, sino brindar oportunidades de progreso con alto valor agregado a otros mexicanos talentosos.
La empresa holandesa Prodrive Technologies, que se dedica a desarrollar y manufacturar soluciones embebidas de software, mecatrónicas y control para distintos sectores industriales, que van desde el automotriz y médico hasta el militar o aeroespacial, busca aprovechar el potencial latinoamericano para solventar problemas de la región.
En asociación con otras firmas, Prodrive Technologies trabaja en el desarrollo de una bicicleta eléctrica que entrara al mercado el año entrante, así como en un auto hibrido. El mexicano Javier Rafael Garayoa Guajardo, egresado del Instituto Politécnico Nacional y de la Universidad Tecnológica de Eindhoven, Holanda, es el Director de la oficina de Prodrive Technologies en México, y quien convenció a la directiva de la empresa holandesa para abrir una subsidiaria de I+D en el país.
El Maestro Garayoa se considera a sí mismo un emprendedor, y esa característica, en combinación a lo que él también llama “su amor por México”, es lo que le llevó a plantear a uno de los directores de Prodrive Technologies la opción de abrir oficinas en el país, y eventualmente servir de apoyo a las operaciones en EEUU y Latinoamerica.
“Cuando fui a la entrevista de trabajo con el director general de la empresa, una de las preguntas fue a dónde quería estar en cinco años, y le respondí que haciendo negocios en México. Ya laborando para Prodrive (Technologies) presenté un proyecto que consideraba una vinculación académica con el IPN, pero me encontré con empresas del país interesadas en el proyecto, así que con los clientes en la mano regresé a Holanda para que me autorizaran la contratación de tres ingenieros, y a partir de noviembre de 2013 abrimos nuestras oficinas en Technopoli”, señaló el también miembro de la Red de Talentos Mexicanos en el Exterior, Capítulo Holanda.
Un elemento relevante para que se diera la apertura de las oficinas de Prodrive Technologies en el país fue el apoyo que Garayoa Guajardo obtuvo del programa federal ProMéxico y del Instituto Politécnico Nacional a través de su Unidad de Desarrollo Tecnológico Technopoli, que es la encargada de vincular al sector productivo con la institución educativa.
Actualmente, Prodrive Technologies en México cuenta con 10 talentosos ingenieros, varios cuentan con estudios de posgrado en el extranjero y la mayoría de ellos han sido capacitados en Holanda, no solo por una cuestión tecnológica, sino también para asimilar los valores de la empresa, como es el tema de la igualdad y libertad de emprendimiento de nuevos proyectos.
De hecho, así surgió el proyecto de e-bike, que se tiene planeado introducir al mercado en abril del próximo año, en colaboración con empresas asociadas al proyecto.
Por lo que se refiere al auto híbrido, se tiene un programa de desarrollo por tres años, término en el que, según refiere el Maestro Garayoa Guajardo, el país contará con uno de los primeros desarrollos de esta envergadura que alcancen un estatus comercial a nivel internacional, y que representa la oportunidad para que México se convierta en innovador en esta gama de tecnologías.
Sin obstáculos para contribuir
El interés de Rafael Garayoa Guajardo por abrir oficinas de Prodrive Technologies en México no solo fue comercial. Desde que buscó realizar el posgrado en Holanda su intención era regresar al país con nuevos proyectos a fin de abrir oportunidades, pues reconoce que existe mucho talento nacional, y el reto es brindarle oportunidades de alto valor agregado basadas en conocimiento.
Pero su historia tiene un componente particular. Cuando decidió continuar su formación en el extranjero (Universidad Tecnológica de Eindhoven) no fue favorecido con una beca del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT), por lo que usó sus ahorros de 5 años para financiar el primer año y obtuvo la prestigiada beca Holandesa Huygens para el segundo.