Además del proyecto minero que la empresa MAGNA promovió en la localidad de Zilbeti, y que se encuentra a la espera de sentencia en el TSJN, ahora se presenta una nueva mina para extraer sílice en Aurizberri – Espinal (Valle de Erro).
En 2005 Monte Alduide fue el primer espacio navarro en ser declarado Zona de Especial Conservación, por lo que su destrucción convertiría en papel mojado la normativa europea.
En el espacio afectado, la Zona de Especial Protección (ZEC) Monte Alduide, habita el 20% de la población ibérica de pico dorsiblanco, un ave en peligro de extinción con solo 60 parejas censadas, todas ellas situadas en el pirineo navarro.
Los proyectos mineros del Pirineo navarro generan un fuerte rechazo social y han movilizado a miles de vecinos y a decenas de ONG europeas.
Esta vez se trata de una cantera para la extracción de sílice, en la misma ZEC Monte Alduide, Zona de Especial Protección incluida en la Red Natura 2000, lugar donde anteriormente se propuso la apertura de una cantera de magnesita, en Zilbeti, y que lleva cinco años en dique seco y a la espera de sentencia en la sala de lo contencioso del TSJN.
El 13 de diciembre de 2010 el Gobierno navarro aprobó, por la vía de urgencia, el proyecto presentado por la empresa Magnesitas Navarras, S.A. (MAGNA) que permitía la apertura de una mina a cielo abierto en el hayedo de Zilbeti (Navarra), un lugar incluido entre los espacios europeos más protegidos.
SEO/BirdLife y la Coordinadora Monte Alduide mostraron su oposición a esta iniciativa, desde su origen, al considerar que es incompatible con la conservación del territorio que, de llevarse a cabo, vulneraría las Directivas europeas de protección de la naturaleza.
A su vez, el pasado miércoles 28 de enero se publicó en el Boletín Oficial el inicio de los trámites de una segunda explotación minera, en el mismo territorio protegido, esta vez para extraer sílice en Mendiaundi, altozano situado en el Concejo de Aurizberri – Espinal (Valle de Erro), sin tener en cuenta el patrimonio natural que se protege en el lugar y que la sílice, lejos de ser un mineral estratégico, está considerado por el Instituto Geológico y Minero (IGME) como un material excedentario en el Estado. Esta segunda mina a cielo abierto está promovida por Sílice Navarra, S.L.
La ZEC Monte Alduide, situada al pie de los Pirineos, abarca un territorio de 9.000 hectáreas y cuenta con una vegetación formada por ricos pastos y hayedos maduros. En este espacio se desarrollan once hábitats de interés comunitario, incluyendo tres de interés prioritario y varias especies en peligro de extinción. Entre ellas está el pico dorsiblanco (Dendrocopos leucotos lilfordi), un ave cuyos últimos territorios se encuentran en el tramo navarro de la Cordillera, con trece parejas censadas en el tramo pirenaico de Monte Alduide.
En el año 2000, fue el propio Gobierno navarro el que incluyó Monte Alduide entre los 42 espacios de la comunidad susceptibles de formar parte de la Red Natura 2000. En 2005 fue declarado como Zona de Especial Conservación, siendo el primer espacio en contar con esa categoría legal a nivel nacional.
El Plan de Gestión, aprobado entonces, marca las reglas para una buena conservación de bosques, aguas, flora y fauna, declarando a la minería como incompatible con la conservación de los valores naturales del espacio.
Las empresas pretenden extraer cientos de miles de toneladas de mineral a cielo abierto, eliminando masas forestales y haciendo desaparecer hábitats prioritarios estrictamente protegidos por las Directivas europeas y por nuestra propia legislación. Los proyectos han levantado una fuerte oposición entre los vecinos, que se oponen a estas iniciativas que degradarían irreversiblemente estos espacios. La Coordinadora Monte Alduide, que aglutina todo el movimiento social de los valles amenazados por los proyectos mineros, cuenta con el apoyo de decenas de ONGs europeas, entre ellas SEO/BirdLife.
Responsabilidad ambiental
Para Ramón Elosegui, delegado de SEO/BirdLife en el País Vasco, se trata de un caso flagrante de violación de la legalidad que responde, además, a un concepto equivocado de desarrollo: “¿Cómo es posible que los responsables ambientales navarros consideren que las minas a cielo abierto no producen efectos adversos sobre un territorio que contiene un patrimonio natural tan preciado y único? Debemos ser capaces de diseñar un futuro donde el desarrollo de riqueza y de bienestar social sea posible sin necesidad de destruir nuestro territorio, nuestros paisajes y la biodiversidad que contienen.
Estamos anclados en una crisis de dimensiones desconocidas por haber seguido modelos de desarrollo como el que las empresas mineras y el Gobierno de Navarra proponen.
La presentación en estos momentos del proyecto de sílice, en el que se ofrecen inversiones millonarias y la creación de un número insólito de puestos de trabajo, aprovecha la predisposición de la sociedad al apoyo de las promociones empresariales en momentos en donde nos preparamos a escuchar letanías de falsas promesas buscando el apoyo público y estimulando la amnesia social.